Por Iván Arrazola Cortés. Publicado en Etcétera.
Algo que hay que reconocer al régimen de la Cuarta Transformación es su incansable lucha por destruir las instituciones democráticas. El burdo circo que el régimen ha montado en el Congreso para apropiarse de las instituciones electorales comienza a dar parcialmente frutos, y aunque han detenido su Plan B en la Corte, están a punto de nombrar a personas afines al régimen como consejeros electorales. Los dobles mensajes, la supuesta lucha por una democracia más barata es en realidad una lucha por capturar a las instituciones independientes y concentrar la mayor cantidad de poder.
Lo que se busca con estos cambios electorales es en realidad restaurar el viejo sistema autoritario, en el que el presidente toma las principales decisiones del país, sin necesidad de consultar al Legislativo o al poder Judicial. Por eso sus súbditos hacen hasta lo imposible por complacer al gran líder, dedicarle odas, la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, lo llama, “guía”, ”líder”, “hijo del maíz y del rayo restaurador”, y del que la gobernante dice que cumplirá con la máxima ley del obradorato “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México” aunque en los hechos suceda completamente lo contrario.
El presidente dice que el Plan B es para reducir los altos sueldos, ni siquiera eso contempla la propuesta que su partido aprobó en el Congreso, lo que si contempla es reducir considerablemente el servicio profesional de carrera del INE encargado de dar certeza a las elecciones que se celebran en el país, generar condiciones de competencia política inequitativa, funcionarios públicos que se mantengan permanente haciendo campaña y al mismo tiempo “gobernando”, utilizando recursos públicos para promoción personal sin recibir sanciones, aprovechando los espacios de comunicación institucional como el presidente aprovecha las mañaneras, para decirle a las personas por quién votar y por quién no.
Muchos denominan confrontación o conflicto a lo que ocurre entre el poder Judicial y el presidente, esa es una apreciación errónea, en realidad se trata de un ataque del presidente a las instituciones republicanas de este país. Frente a la aceptación de la controversia constitucional promovida por el INE por parte del ministro Javier Laynez, la respuesta del presidente ha sido la descalificación, dice el presidente que personas como el ministro representan a la “oligarquía”, que su único “amo” es el dinero, que no representan al pueblo. Lamentablemente como en otras ocasiones el presidente no mide sus palabras, eso ha puesto en riesgo la integridad de periodistas y ahora pone en riesgo a miembros del poder judicial, habrá que recordar como en el último mitin presidencial quemaban piñatas con la imagen de la ministra Norma Piña o le han enviado mensajes de muerte por redes sociales.
A la Consejería Jurídica le parece “sospechoso” que la aceptación de la controversia se dé un viernes por la noche y sobre todo que con su decisión el ministro Javier Laynez dice la Consejería “arrancó” hojas a la Constitución para aceptar una controversia que pone freno al Plan B de la 4T, no solo eso, el presidente ha aprovechado la ocasión para señalar que la actuación de la Corte lo asemeja al Supremo Poder Conservador.
La pregunta a la Consejería de la presidencia sería por qué no reclaman a la bancada de Morena en el Congreso por hacer mal su trabajo, por aprobar una iniciativa al vapor, quien presentó la controversia fue el INE y lo hizo porque la bancada de Morena en la Cámara de Diputados violó el principio de publicidad, al presentar el Plan B sin siquiera dar oportunidad para revisar los cientos de páginas que contenía la iniciativa, que al final fue aprobada por el partido en el poder y sus aliados en unas cuantas horas. Este es un claro ejemplo de cómo concibe la democracia el obradorato, como un proceso desordenado, en el que no importan ni las formas ni procedimientos, todo se trata de sacar ventajas indebidas.
Pero quizás eso es el principio de una estrategia deliberadamente ventajosa del régimen que ha aprovechado su mayoría en el Congreso y el control en la CNDH para elegir a miembros del Comité de Evaluación afines al régimen, al final la estrategia de nombrar incondicionales en el Comité funcionó, 4 de los 7 integrantes del Comité Técnico votaron a favor de integrar las 4 quintetas en las que hay por lo menos 6 perfiles cercanos al gobierno de la cuarta transformación.
Lo dice una de las evaluadoras, Maite Azuela, que formó parte del Comité y que señaló con su voto particular que seis de los elegidos para integrar las quintetas no cumplían con los requisitos de independencia, profesionalismo y autonomía que se requieren para ejercer el cargo. A lo que el presidente respondió sobre selección de candidatos que simpatizan con Morena, “si participa cuando simpatizan con nuestro movimiento no están impedidos si no lo prohíbe la ley”, para el presidente el doble rasero para juzgar las acciones es el arma más útil, hace unas semanas vetaba a una de las elegidas para integrar al INAI por su cercanía con el PAN, pero cuando se trata de su partido ahí hay que tomar la ley al pie de la letra no importando la cercanía de los candidatos con su partido.
El verdadero plan del oficialismo es restaurar la versión más rancia del viejo presidencialismo mexicano, en la que el presidente es el gran elector, el gran líder, el que todo lo sabe, el que sabe qué es lo mejor para el pueblo, al que hay que rendirle culto, aunque quien lo pretende encarnar es una persona que intenta convencer con discursos que dividen al pais, que no ha entregado resultados satisfactorios durante su gestión y que a toda costa pretende perpetuarse en el poder junto con su partido.
Iván Arrazola es analista político y colaborador de Integridad Ciudadana @ivarrcor @Integridad_AC