Por Javier Agustín Contreras Rosales. Publicado en ContraRéplica.
En un México que va desde la singularidad de los grupos políticos y los grupos de poder hasta la vulgaridad de los políticos, quienes han perdido las formas y han dejado ver el fondo de las cosas, dicho fondo se simplifica a un solo supuesto: estás conmigo o estás en mi contra. Cabe señalar que esto es relevante, ya que ayer se conmemoró el 108º aniversario de nuestra Carta Magna, la cual guarda los principios básicos que norman los derechos y obligaciones de los ciudadanos, así como la forma de gobierno y su conformación.
Este 108º aniversario de la Constitución, al igual que el del año anterior, será recordado por sus peculiaridades. El año pasado se llevaron a cabo dos eventos; el primero fue encabezado por la actual dirigente del partido MORENA, Luisa María Alcalde, en su calidad de representante del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien estaba ocupado con la presentación de sus 20 iniciativas de reformas constitucionales, dejando en claro sus prioridades y su visión controladora de los tres poderes. A un año de estos sucesos, se pueden observar gran parte de los resultados de sus propuestas, como se ha sometido al Poder Judicial y los demás cambios. En el acto conmemorativo estuvieron presentes los tres poderes: el Ejecutivo y el Congreso de la Unión, representados por quienes lo presiden, faltando únicamente la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, por no coincidir con la visión de los miembros del partido en el poder, con lo cual se perdió uno de los valores que salvaguarda la Carta Magna: «el equilibrio del poder».
Lo que nos debería poner a reflexionar como ciudadanos es: ¿ya se terminó la democracia en México? ¿Dónde quedó la República? O, al menos, ¿es momento de hacer más evidentes las diferencias o de unirnos ante los acontecimientos recientes? Porque acciones como lo vivido ayer, donde se deja de lado a la persona que preside un poder tan importante como el Judicial, solo se pueden entender como el resquebrajamiento del Estado.
Muchos dirán que eso ya estaba anunciado, que la ministra Piña no es grata para la actual administración, olvidando que, en este momento, y muy independientemente de que se hayan eliminado las presiones externas, estamos en el ojo del huracán, donde los problemas siguen acrecentándose e impactando a la sociedad que juraron proteger.
Si bien en el sexenio anterior se veía un desmantelamiento de los órganos institucionales sistemáticos, hoy tristemente vemos, como espectadores, cómo se tambalea la democracia, convirtiendo el verdadero desafío para la sociedad en establecer los puentes de comunicación que obliguen a las distintas autoridades a cumplir con su mandato, trabajar como ellos mismos lo dicen, para el pueblo y por el pueblo, ya que no existe una visión clara del país que quieren transformar.
Es imposible mirar hacia otro lado, convirtiéndonos en cómplices de lo que sucede, cuando está en riesgo el futuro de nuestra incipiente democracia. Esto ya no es cuestión de partidos y de quién ostenta el poder o quiénes son la oposición, esto ya llegó a ser un reto social, ya que se habla de valores que nos definen como nación. La historia no perdona la indiferencia y mucho menos la cobardía. Hoy, más que nunca, debemos cuestionar a nuestras autoridades, exigir nuestros derechos, pero principalmente participar, hacer oír nuestras voces de forma colectiva y así construir el México de los siguientes 100 años.

Javier Agustín Contreras Rosales. Colaborador de Integridad Ciudadana AC, Contador Público, Maestro en Administración Pública @JavierAgustinCo @Integridad_AC