Por Javier Agustín Contreras. Publicado en ContraRéplica.

Las aguas van tomando su cauce y los hechos, en la mayoría de los casos, se han consumado; como diría algún político, el pueblo ha hablado de forma contundente, ha decidido quién guiará el destino de la nación en los próximos 6 años. Para muchos, este hecho viene acompañado de situaciones dudosas e incluso de una elección de Estado, pero la realidad es que haya sido como haya sido, la responsabilidad de los acontecimientos del pasado 02 de junio es de todos, desde ese 38.96% que no tuvo el compromiso consigo mismos y con el futuro del país, hasta los 35.9 millones de electores que de forma determinada apoyaron a la Dra. Claudia Sheimbaum convirtiéndola en la primera presidenta de la República.

Esto, más allá de ser un gran privilegio y responsabilidad, va acompañado de retos de gran envergadura. Uno de los primeros desafíos será lograr consensuar con el actual mandatario una transición ordenada, basada en el respeto y no en la subordinación al líder moral del movimiento que la llevó al Palacio Nacional, ya que es claro que el Presidente López Obrador está decidido a ejercer el poder hasta el último minuto de su mandato, descartando las reglas no escritas del proceso de sucesión presidencial. Además, la Dra. Claudia Sheimbaum tendrá que ejercer su liderazgo para convocar a los millones de mexicanos, de manera que a través de su participación validen las acciones que llevará a cabo de la mano del Presidente, comenzando este fin de semana en el norte del país.

Dejando en claro que no es solo la imagen en la que recae el cargo, sino la que asumirá con una visión clara la responsabilidad de dirigir los trabajos que permitan concretar una sociedad democrática, que reconozca las ventajas del libre mercado y sepa compensarlas con políticas públicas que permitan elevar el desarrollo humano de los mexicanos. La nación ya no está en posibilidades de seguir con ocurrencias o ideas simplistas y populistas que deterioren la imagen del país y ahuyenten la inversión, así como la consolidación de nuevos proyectos.

La futura mandataria deberá construir una visión clara donde exista pluralidad y se tomen en cuenta las necesidades de todos los sectores que comprenden la sociedad actual. Comprendiendo el papel del Estado como el ente rector de la convivencia entre sus pobladores; que una vez que se asume el puesto, se debe de gestionar proyectos integrales que beneficien de forma integral al desarrollo nacional. Sin olvidar a aquellos que, aunque representan una minoría, son ciudadanos y deben de ser escuchados, dándose la oportunidad de crear acuerdos y concensos que unifiquen y no dividan.

Javier Agustín Contreras Rosales. Colaborador de Integridad Ciudadana AC, Contador Público, Maestro en Administración Pública @JavierAgustinCo @Integridad_AC