Por Iván Arrazola Cortés. Publicado en ContraRéplica.
Las revelaciones del sacerdote José Filiberto Velázquez Florencio son contundentes,gracias a su mediación entre los grupos de crimen organizado, Los Tlacos y Los Ardillos, se alcanzó un acuerdo para detener la violencia en la capital del estado de Guerrero, Chilpancingo, después de varias semanas de violencia, en las que murieron siete conductores del transporte público, dos personas fueron heridas y por lo menos 10 unidades fueron quemadas, se alcanzó una tregua que permitirá recobrar la tranquilidad.
El acuerdo puede tener diversas lecturas, pero algo claro es que las autoridades gubernamentales renunciaron a su función de brindar seguridad a la ciudadanía. Una de las máximas de El Leviatán escrito por Tomas Hobbes, es que el Estado se debe encargar de la seguridad de sus ciudadanos, si renuncia a esa función el estado de anarquía se hace permanente.
En sus primeras declaraciones el sacerdote dio detalles del acuerdo, mencionó que todo se hizo por medio de una llamada telefónica, el pacto aplica únicamente para el municipio de Chilpancingo, donde ambas bandas criminales controlan negocios de carne, pollo y transporte público, y acordaron respetar los comercios y las rutas de transporte público que controla cada grupo del crimen organizado.
Sobre las razones para alcanzar un acuerdo además de detener la violencia en el municipio, se encuentra el reparto de 135 nuevas placas de transporte público que deberán ser repartidas entre los dos grupos del crimen organizado.
El obispo emérito Salvador Rangel fue contunden al referirse a la actuación del gobierno del estado de Guerrero, mencionó «El Gobierno del estado no quiere buscarle una salida a este problema a lo mejor por dos cuestiones: una, porque simplemente no le interesa y la otra, es porque está coludido con alguna organización criminal».
Razones no faltan para los dichos del obispo, el año pasado se reveló un video en el que la alcaldesa del municipio se reúne con el grupo del líder criminal Los Ardillos, aunque la alcaldesa declaró que la reunión fue un hecho “fortuito”, una realidad es que la violencia se ha extendido por distintos municipios sin que las autoridades hayan podido detenerla,Iguala, Taxco y Acapulco viven una situación parecida a la de la capital.
Los prelados también informaron que han intentado llegar a acuerdos en otras regiones del estado, pero ha sido imposible, los grupos no han cedido, aunque han señalado que seguirán intentándolo, ese fue el caso de cuatro Obispos que intentaron mediar entre la Familia Michoacana y Los Tlacos en el municipio de San Miguel Totolapan, escenario de una masacre donde perdieron la vida, el presidente municipal y 20 personas más, pero dicho dialogo no fructificó.
El acuerdo de Chilpancingo generó distintas recciones, el presidente López Obrador dijo en su conferencia mañanera, “Lo veo muy bien, creo que todos tenemos que contribuir a construir la paz”, criticó el mecanismo de las autodefensas, señalando que los gobiernos anteriores aplicaron mal esta política y señaló que como nunca antes el gobierno federal ha desplegado a miles de elementos para alcanzar la paz en Guerrero.
Para Rubén Moreira, legislador de la oposición, mencionó que el Estado se rindió, “En Guerrero, el Estado se rindió ante el crimen. Entiendo la preocupación de la Iglesia, pero con el diablo no se platica ni se pacta. Los políticos tenemos que enfrentar nuestra misión: combatir al crimen sin pretexto”.
La revelación del pacto debería de obligar a las autoridades a hacer una revisión de la estrategia de seguridad en el estado y si se requiere de un operativo más amplio para detener a las cabezas de los carteles. El presidente, como líder moral de su movimiento político, tiene la obligación de revisar lo que la gobernadora Evelyn Salgado ha hecho para frenar la violencia en el estado y valorar si su permanencia en el cargo sigue siendo viable, sobre todo ante el silencio que han guardado las autoridades locales sobre los acuerdos.
La parte más inquietante de lo revelado son las palabras del obispo Salvador Rangel acerca de las razones por las que la autoridad no actúa: por indiferencia o por colusión. La revelación del acuerdo además destapa otras situaciones, como que en otros estados del país se está buscando un acuerdo similar al establecido en Chilpancingo. Tal vez será necesario pensar en un camino de regreso al pacto social, como lo sugirió una funcionaria federal, solo que en ese pacto además de la ciudadanía y la autoridad, tendría que incluir a un actor más poderoso, el crimen organizado, tal como ya ocurre de facto en Guerrero.
Iván Arrazola es analista política e integrante de Integridad Ciudadana A.C. @ivarrcor @integridad_AC