Por Magdiel Gómez Muñiz. Publicado en ContraRéplica.

La nostalgia, en muchas ocasiones, nos produce un nudo en la garganta y hace que rueden lágrimas sobre las mejillas. Esto lo sabía muy bien José Saramago cuando hablaba de su Lisboa; ciudad que hoy reclama sus mejores ayeres:

Físicamente habitamos un espacio, pero, sentimentalmente, somos habitados por una memoria. Memoria de un espacio y de un tiempo, memoria en cuyo interior vivimos, como una isla entre dos mares: a uno le llamamos pasado, a otro le llamamos futuro. Podemos navegar en el mar del pasado próximo gracias a la memoria personal que retuvo el recuerdo de sus rutas, pero para navegar en el mar del pasado remoto tendremos que usar las memorias acumuladas en el tiempo, las memorias de un espacio continuamente en transformación, tan huidizo como el propio tiempo. Esa película de Lisboa, comprimiendo el tiempo y expandiendo el espacio, sería la memoria perfecta de la ciudad (Siete lisboas, s. f.).

Así como el escritor portugués, hoy la mayoría de nosotros añoramos las ciudades de nuestros abuelos, aquellos tiempos pasados donde todo era más tranquilo, más seguro, menos poblado, más arbolado y sobre todo, aquellos suburbios que permitían un encuentro fraterno con el otro. Ese saludo (hoy extinto) entre los parroquianos que se cruzaban por la calle y tenían tiempo para el bien-estar.

Lo anterior viene al caso porque la ciudad del siglo XXI se enfrenta a desafíos complejos y cambiantes, y para prosperar en este entorno dinámico, es esencial contar con una serie de elementos fundamentales que la hagan sostenible, inclusiva y preparada para disminuir brechas de desigualdad. A consideración del lector, el siguiente decálogo:

1. Conectividad digital: la internet de alta velocidad es esencial, facilita el acceso a la información, la educación en línea y la colaboración, además, permite la implementación de tecnologías avanzadas como el internet de las cosas para mejorar la calidad de vida.

2. Sostenibilidad ambiental: gestión de recursos como el agua y la energía para reducir la huella ecológica, transporte público eficiente, infraestructura ecológica y la generación de energía limpia son parte integral de una ciudad sostenible.

3. Movilidad urbana: eficiente y sostenible con miras a metabolizar la congestión del tráfico y reducir la contaminación, esto incluye redes de ciclovías y opciones de transporte compartido.

4. Educación de calidad: programas de formación y acceso igualitario a la educación se vuelven esenciales para hacer un motor de desarrollo a cualquier Estado donde se invierta en promover la innovación.

5. Salud y bienestar: servicios de atención médica de calidad, espacios verdes y actividades recreativas es fundamental para el bienestar de los ciudadanos; una ciudad del siglo XXI debe incentivar el derecho a la salud y la seguridad ontológica.

6. Diversidad e inclusión: igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, independientemente de su género, raza, orientación sexual o discapacidad, es crucial para una sociedad justa y equitativa.

7. Resiliencia: las ciudades deben estar preparadas para enfrentar desafíos como desastres naturales, pandemias (COVID-19) y cambios económicos; la planificación de emergencia y la resiliencia frente a crisis son elementos esenciales para garantizar la continuidad y la seguridad de una comunidad.

8. Cultura y arte: la inversión en espacios culturales, festivales y eventos artísticos que promuevan la creatividad y la cohesión social; una ciudad sin arte es tan absurdo como un piano sin teclas.

9. Participación ciudadana: la toma de decisiones, la co-creación de agendas públicas y la gobernanza son esenciales para hacer frente a las exigencias de una nueva generación de hombres y mujeres. La transparencia, rendición de cuentas y participación pública fortalecen la democracia y dan confianza a las instituciones.

10. Innovación y tecnología: la adopción de tecnología avanzada y la promoción de la innovación incentivan el crecimiento económico, eficiencia y competitividad global.

Quizá, los padecimientos del presente nublan la visión de un mejor mañana; lo que es cierto, es que la ciudad del siglo XXI demanda trabajo comunitario-solidario. El 2030 será el año de las herencias de aquello que hemos dejado de hacer y de lo poco rescatable realizado. Seguimos envejeciento y los problemas se recrudecen. Al tiempo.

Dr. Magdiel Gómez Muñiz Colaborador de Integridad Ciudadana, Coordinador del Doctorado en Ciencia Política del Centro Universitario de la Ciénega – UDG. Profesor Investigador de Tiempo Completo de la Universidad de Guadalajara @magdielgmg @Integridad_AC