Por Iván Arrazola Cortés. Publicado en ContraRéplica.

Con la elección de 2024 la oposición perdió protagonismo en la política nacional, su posición en el Congreso se ha reducido y Morena y sus aliados han alcanzado la mayoría necesaria para hacer reformas a la Constitución, su posición minoritaria, la ausencia de liderazgos y la falta de proyecto no le permite incidir en la toma de decisiones, y de cara al futuro el panorama para la oposición luce poco alentador de ahí la necesidad de analizar sus opciones para los próximos procesos electorales.

El primer obstáculo que enfrenta la oposición son sus propios liderazgos, ni Marko Cortés, ni Alejandro Moreno, ni Dante Delgado, son capaces de reconocer el rotundo fracaso de las fuerzas políticas a las que representan. Como buenos partidos verticales las bases de estos institutos políticos permitieron que liderazgos desgastados tomaran las principalesdecisiones, los métodos de selección para elegir a los candidatos, la selección de perfiles seriamente cuestionados para cubrir las candidaturas y una oferta política poco atractiva para la población, los resultados saltan a la vista, al final el rechazó a estos liderazgos y sus propuestas fue contundente.

La propia militancia no es capaz de reconocer el daño no solo ocasionado por las dirigencias, la nomenclatura de los partidos también tiene su dosis de responsabilidad en lo ocurrido, políticos “profesionales” que constantemente se reciclan y se postulan para dichos cargos, pero carecen de credibilidad, son los que han dominado las postulaciones, ante esta circunstancia si los partidos desean sobrevivir tendrán que hacer una depuración de sus cuadros y reclutar a perfiles con mayor credibilidad, sobre todo perfiles ciudadanos.

En segundo lugar, pensar en la formación de un nuevo partido es otra posibilidad pero implica riesgos, en principio el poder fundar un nuevo partido, que la gente pueda reconocer, que desarrolle una oferta atractiva de gobierno y que postule a perfilescompetitivos lleva tiempo, en otras condiciones, con una distribución de poder mucho más equitativa, esta nueva formación podría tener sentido, pero en las condiciones actuales, con el dominio que tiene Morena y con la alta legitimidad de la que goza el régimen, la formación de una nueva fuerza política llevará largo tiempo, tanto, que es posible que estanueva fuerza política no sobreviva en un entorno de escasa competencia política.

En tercer lugar, la ausencia de liderazgos también se vuelve un problema, en este momento no existen perfiles que puedan asumir el liderazgo dentro de la oposición ni uniendo a todas las fuerzas políticas, ni entre los políticos más experimentados, ni entre los políticos más jóvenes como Luis Donaldo Colosio, parece haber un perfil atractivo que genere alguna expectativa de cambio en la ciudadanía. Esto se evidenció durante el proceso electoral, alrededor de la figura de Xóchilt Gálvez se intentó crear un liderazgo, el problema fue el poco tiempo que se tuvo y la falta de una oferta política clara, lo que al final se evidenció en la amplia diferencia con la que ganó el oficialismo.

La probabilidad de que la oposición pueda ser competitiva a nivel nacional o estatal es prácticamente nula, los pocos gobernadores de oposición que restan quedarán a expensas de lo que el oficialismo les quiera dar, uno a uno de los mandatarios estatales tendrá que ceder ante las presiones del Gobierno federal para unirse al programa de salud del IMSS-Bienestar, al modelo de seguridad y electoralmente saben que difícilmente podrán operar para sus partidos políticos de cara a los próximos procesos electorales, en este escenario es prácticamente un hecho que Morena ganará por lo menos todas las elecciones para gubernaturas de cara al 2027.

Ante este escenario lo único que le queda a la oposición es comenzar a trabajar desde los cimientos, desde los espacios en donde hay un contacto mucho más directo con la ciudadanía, los municipios. Como sucedió con la oposición en los años ochenta, es posible que los partidos políticos se tengan que olvidar por un tiempo de la política nacional y centrarse en la política local, en la política que se desarrolla día con día, en los servicios más básicos como la recolección de basura, el bacheo o la seguridad pública.

A partir de este momento lo que la oposición deberá hacer es tratar de ganar legitimidad a través de los buenos gobiernos en los municipios, lo que la politología ha denominado como una estrategia de la periferia al centro. Evidentemente la estrategia llevará largo tiempo, pero esa parece ser la única alternativa para recomponer una oposición que quedó severamente tocada y se encuentra extraviada sobre la ruta que debe de seguir de cara al futuro.

El momento político que vive México sin duda es complejo, los cambios en los sistemas políticos forman parte de las dinámicas de poder, los cambios en el gobierno, las nuevas configuraciones en el Legislativo son producto del mandato popular, lo que no se debe perder de vista es que en cualquier democracia existen distintas visiones, intereses y perspectivas, los acuerdos y las coaliciones son algo natural y deseable, cuando se aplasta a las minorías se pierde estabilidad y desaparece el dialogo, citando una frase clásica se puede decir que ¡Por el bien de México, primero la pluralidad!

Iván Arrazola es analista político e integrante de Integridad Ciudadana A. C @ivarrcor @integridad_AC