Por Javier Agustín Contreras. Publicado en ContraRéplica.
Por fin han terminado las campañas. Inician tres días de reflexión para todos los electores, quienes como ciudadanos conscientes evaluaremos a las dos candidatas y al candidato a la presidencia de la República. Esta será verdaderamente una manifestación de civismo, ya que la historia de México en los últimos años, ha dejado al descubierto la cruda realidad del quehacer político: la falta de congruencia y lealtades, así como la verdadera naturaleza de los aspirantes y su proyecto de nación.
La campaña más larga e ilegal de la historia reciente ha dejado claro que la conveniencia es más fuerte que los valores, los cuales al parecer han pasado de moda. Sin embargo, debemos reconocer que todo esto evidencia el ejercicio del poder en su forma más cruda, el cual no se ha despegado del principio juarista «A los amigos, justicia y gracia; a los enemigos, la ley a secas». Esto podría explicar no solo la deserción de los partidos, sino también la forma en que lo han hecho los actores políticos a nivel nacional. Un ejemplo flagrante de esta realidad se vivió el pasado lunes, cuando la ex candidata del PRI y la coalición por el estado de México, quien hablaba de ser valiente y enaltecía su origen y el de la coalición, mostró tristemente su verdadero rostro, dejando claro que la supervivencia está por encima de la congruencia, asumiendo que esta última no es hermana de la conveniencia y que la lealtad a los valores ideológicos es un mito entre muchos políticos. Estableció que el PRI que conoció, al que orgullosamente representó y defendió, ya no existe. Pregunto abiertamente ¿se defienden los ideales dejando los proyectos?, ¿en qué momento levantó la voz para hacer valer el espíritu del instituto político que tanto le dio? Yo creo que no; sus palabras están vacías, ella, así como los otros ex priistas tuvieron la oportunidad de hacer el cambio y no lo hicieron; sus mensajes son retóricos y utilizados por quienes no tienen la valentía de luchar por sus creencias y prefieren ir a otras expresiones políticas totalmente opuestas a los proyectos que alguna vez encabezaron.
Las campañas que terminaron el día de ayer nos dejan una clara visión kafkiana de la metamorfosis, siendo una metáfora de su alienación y desconexión con su entorno y su propia humanidad, que exige la supervivencia en los tiempos modernos de la política mexicana. Como bien decía Fidel Velásquez, «¡El que se mueve no sale en la foto!», lo cual en estos tiempos significa para muchos que “El que no chapulinea se queda sin hueso y cobija”.
Este periodo electoral nos muestra la cruda realidad que como ciudadanos nos desgarra, no existe una conciencia de unidad; el país está fracturado, hundido en un sinfín de problemas que requieren atención urgente y un liderazgo claro que permita unificar a la nación.
Este año electoral (junio 2023-junio 2024), pasará a la historia como un parteaguas, ya que definirá al México del Siglo XXI.
Ahora, más que nunca, se necesita una reflexión profunda y una acción decidida por parte de todos los ciudadanos. Este no es solo el final de una contienda electoral, sino el comienzo de una nueva etapa en la que cada voto cuenta, cada decisión impacta y cada paso define el rumbo de nuestra nación. Hagamos de esta reflexión un punto de partida para construir un México más justo, más próspero y más unido.
Javier Agustín Contreras Rosales. Colaborador de Integridad Ciudadana AC, Contador Público, Maestro en Administración Pública @JavierAgustinCo @Integridad_AC