Por Iván Arrazola Cortés. Publicado en ContraRéplica.

La elección del 2 de junio marcó el fin de una época y el inicio de otra, los gobiernos divididos que marcaron la época del pluralismo partidista han terminado y comienza la época del gobierno unificado, 1994 marcaba el fin de la época de partido hegemónico, el sistema político quedaba tocado después del asesinato de Luis Donaldo Colosio, 30 años después la hegemonía política ha regresado en forma de coalición.

Los partidos de oposición han quedado prácticamente borrados del mapa político, la principal oposición que es Acción Nacional tendrá una posición marginal en el Congreso, con 22 asientos en el Senado cuando en el 2018 obtuvo 23, y en la Cámara de Diputados con 67 asientos cuando en 2021 obtuvo 114. Hasta este momento Marko Cortés no ha presentado su renuncia y se ha enfocado en denunciar las irregularidades del proceso electoral.

La marca PAN se ha devaluado y es posible que en los próximos meses se agudice dicha crisis cuando se dé formalmente el cambio de poderes, perdió Yucatán y conservó el poder en Guanajuato, uno de los estados más violentos del país, lo que le seguirá generando un costo político.

En el caso del PRI la situación también luce complicada, tendrá 33 asientos en la Cámara de Diputados cuando en el 2021 obtuvo 70, y en el Senado tendrá 17 escaños, cuando hace 6 años obtuvo 14, aunque no se debe descartar que en esta Cámara el oficialismo al que le faltan tres asientos para tener la mayoría calificada logre llevar a sus filas a miembros de este partido por la afinidad que existe entre los dos grupos políticos. Respecto a la tercera fuerza que compone la coalición que es el Partido de la Revolución Democrática, los resultados oficiales arrojan que el partido no alcanzó el 3 por ciento de la votación, necesario para conservar el registro y aunque tendrá una pequeña representación el Senado con 2 asientos y en la Cámara de Diputados con 1, es claro que el partido ha desaparecido.

Las dos principales fuerzas políticas de oposición no supieron hacer una lectura correcta de las condiciones políticas, confiaron en que el buen resultado del 2021 les permitiría ser competitivos en 2024, los dos partidos arrastran fuertes negativos yeso explica en buena medida su fracaso en la elección, el futuro del PRI será su desaparición, mientras que en el caso del PAN si no hace cambios sustanciales en su estructura seguramente correrá la misma suerte, la principal debilidad del PAN en este momento es la falta de un liderazgo que ayude a refundar al partido. Es posible que, ante la debilidad de los dos partidos, varios de sus legisladores y cuadros migren al oficialismo, principalmente por los incentivos que les brinden para continuar con su carrera política.

Movimiento Ciudadano, tendrá 24 asientos en la Cámara de Diputados en el 2021 obtuvo 23, en el Senado tendrá 4 senadores, en el 2018 obtuvo 7. Al partido naranja le pesó la estrategia de su líder nacional, Dante Delgado, que se negó a hacer alianza con la oposición, donde se presentó el principalmente inconveniente fue en la forma que se manejó la campaña presidencial, el partido no se pudo presentar como una tercera vía y apostó por personajes superficiales como Samuel García, los perfiles moderados en el partido y los que no están de acuerdo con las formas políticas del líder nacional tendrán que reconsiderar si continúan con una fuerza política que depende de los caprichos de su líder.

El caso más complejo es el de Morena y sus aliados, la transición de gobierno será sumamente compleja, no se trata de una transición más, en donde cambia la titularidad del poder Ejecutivo, el presidente saliente ejerce una enorme influencia sobre una coalición vario pinta unida por el interés político. La disputa que estará presente en este periodo es si el apoyo y la lealtad del movimiento está con la presidenta electa o el presidente saliente que es el líder moral del movimiento político más importante en la historia reciente de México será el que siga tomando las decisiones desde el retiro.

López Obrador formó un movimiento político en torno a su persona, en una situación de normalidad y de acuerdo con la práctica política, el presidente que entrega el poder se debe retirar de la vida pública y ceder el espacio para que la presidenta electa tome las decisiones más importantes. Pero ante el poder acumulado por López Obrador es difícil pensar que se retire de la vida pública y Sheinbaum logre llenar el espacio de poder construido por López Obrador.

Está por verse en los próximos meses si la presidenta electa ejerce el poder con autonomía e independencia o si dicha coalición obedece al líder moral del movimiento.

La primera prueba vendrá con la aprobación del Plan C, mientras la presidenta electa pide tiempo para aprobar los cambios, para el presidente es indispensable que estos cambios se lleven a cabo a la brevedad.

Lo que es claro es que después de la elección del pasado domingo las cosas nunca volverán a ser iguales, el oficialismo tendrá que aprender a manejar el enorme cumulo de poder obtenido después del 2 de junio que le permite controlar el Congreso y prácticamente todo el país, en el caso de la oposición tendrán que reinventarse y crear una nueva marca que les permita sacudirse liderazgos y prácticas del pasado, la esperanza es que los cambios que se den al interior de los partidos ayuden a hacerlos más democráticos y responsivos.

Iván Arrazola es analista político y colaborador de Integridad Ciudadana A. C @ivarracor @integridad_AC