Por Iván Arrazola Cortés. Publicado en ContraRéplica.

Con la reelección del presidente Nayib Bukele por cinco años más, otro país de América Latina se suma a la lista de países que viven en un régimen autoritario,como ya sucede en Nicaragua o Venezuela.

En realidad, esto se veía venir, la democracia vive su peor momento en América Latina, apenas un 48% de la población la apoya, ha caído 15 puntos el apoyo a este régimen desde 2010, para 28% de la población latinoamericana le es indiferente vivir en un régimen autoritario o democrático, siempre y cuando les resuelvan sus problemas, esto según datos del Latinobarómetro 2023.

La característica fundamental de Bukele ha sido el pragmatismo, El Salvador tuvoseveros problemas de inseguridad, en algún momento su tasa de homicidios llegó a 100 por cada 100 mil habitantes, a partir de la llegada de Bukele esta cifra disminuyó considerablemente, llegando a 2 homicidios por cada 100 mil habitantes, pero ¿cómo lo logró?, eso es lo más intrigante de su estrategia, primero negoció con los líderes de las principales pandillas, la Mara Salvatrucha y la Mara 18, posteriormente rompió el dialogo, después de que en un fin de semana asesinaron a 87 personas en la nación centroamericana.

Bukele ha dado varios pasos para avanzar hacia un régimen autoritario, primero declaró un estado de excepción por medio del cual se suspendieron las siguientes garantías: la libertad de asociación; derecho a ser informado de las razones por las que una persona es detenida; privación de libertad por parte de la Policía Nacional Civil sin necesidad de una orden judicial; suspensión del derecho a la inviolabilidad de la correspondencia e intervención de las comunicaciones sin necesidad de una orden judicial.

Como resultado de esta estrategia se han detenido a más de 75 mil personas, muchas de estas personas han sido detenidas por su aspecto físico, por tener tatuajes, por tener apodos, también han sido detenido activistas, defensores de los derechos humanos, sindicalistas y voces críticas al actual gobierno

Dentro de la cárcel la situación se vuelve más complicada, los presos viven en el hacinamiento, celdas para 20 personas son ocupadas hasta por 70 presos, revelan personas que han estado en las cárceles salvadoreñas, los presos se turnan para dormir y permanecen en el encierro al menos 23 horas al día, cada celda cuenta con un solo retrete y reciben una sola comida al día, todo esto amparado en un estado de excepción, que tolera los castigos físicos y la falta de garantías para los detenidos.

La última acción de Bukele se concentró en cambiar las reglas para permanecer en el poder, aunque la Constitución salvadoreña prohíbe la reelección inmediata, un Tribunal Constitucional creado por el propio Bukele hizo una interpretación de la Constitución, sí Bukele renunciaba seis meses antes de concluir su mandato podía participar nuevamente en las elecciones, con esto encontró la fórmula para mantenerse en el poder por oros cinco años, pero es probable que este sea el comienza para que se mantenga de manera indefinida en el poder tal como ha ocurrido en otros lugares de América Latina

El Salvador se ha convertido en un ejemplo a nivel regional de que es posible terminar con la violencia, aunque eso implique terminar con las libertades y las garantías de las personas. Ecuador que es un país que vive una extrema situación de violencia y una crisis en su sistema carcelario, parece dirigirse a la misma dirección que El Salvador, la construcción de una cárcel de máxima seguridad como la de El Salvador parece ser el futuro para buena parte de los países der América Latina.

Hay casos como el de México, donde el apoyo a la democracia ha caído considerablemente y se ubica en un 35%, la preferencia por un gobierno autoritario también se ha incrementado al pasar de un 22 a un 33 %. La política para enfrentar el crimen organizado es una política de brazos caídos, la política de abrazos no balazos, ha sido una garantía para los grupos del crimen organizado de que no serán perseguidos durante el sexenio

Las consecuencias saltan a la vista, los desplazamientos internos, los pueblos desiertos, las extorsiones, los cobros de derechos de piso, sectores de la economía que denuncian que las bandas del crimen organizado los tienen sometidos, son un reflejo del grado de libertad con el que actúa el crimen organizado, la tasa de extorsiones en México ha crecido a un promedio de 26% en el periodo de 2018-2023, según un estudio del Instituto Belisario Domínguez delSenado de la República, en estas condiciones la llegada de un gobierno autoritario es eminente.

En estas condiciones no es difícil pensar que el fenómeno Bukele se extienda en todo el continente, sin embargo, la solución sólo es aparente, en realidad estás medidas terminan creando una condición peor, la arbitrariedad y la violencia ahora se traslada al propio Estado, ya no es el crimen organizado, es la policía, son las instituciones de seguridad, las que actúan con extrema violencia, el punto medio entre el terror de los grupos del crimen organizado y las fuerzas del orden es el estado de derecho, pero en estos tiempos para las autoridades es un obstáculo y para la población una utopía, se vienen tiempos difíciles para América Latina.

Iván Arrazola es analista político e integrante de Integridad Ciudadana A. C. @ivarrcor @integridad_AC