Por Iván Arrazola. Publicado en ContraRéplica.
En diferentes momentos de la historia de México el sistema republicano ha estado en riesgo, la época de El Porfiriato, o la época del partido hegemónico, ilustran momentos en que la división de poderes se ha visto amenazada por la concentración de poder en unas cuantas manos, hoy se puede hablar de que nuevamente la República se encuentra en riesgo, dos hechos de gran importancia ocurrieron en semanas recientes, por un lado, se eligió el cargo que dejó vacante en la Corte Arturo Zaldivar, y por otro, en el Tribunal Electoral se dio un cambio en la presidencia del organismo ante la inconformidad de tres de los magistrados con quien se encontraba al frente de la misma.
Estos cambios ocurren en un momento en el que se están discutiendo asuntos fundamentales en el país, en días recientes el presidente Andrés Manuel López Obrador, anunció que enviará una serie de iniciativas al Congreso de la Unión para desaparecer organismos autónomos como el INAI o la COFECE, el razonamiento por parte del presidente para realizar estos cambios es que estos organismos “no sirven para nada”. Según el presidente “Hay muchos organismos onerosos que no sirven para nada, son gastos superfluos”, y además señala el presidente “están al servicio de las minorías”.
Sin un debate profundo, sin ofrecer pruebas de sus dichos, el presidente pretende reorganizar la vida política del país, desapareciendo institucionales fundamentales para el control del poder político, pero sobre todo instituciones que garantizan una serie de derechos, el presidente propone concentrar el poder en manos del gobierno, sin contrapesos, sin controles, confiando en que la palabra del mandatario sea suficiente para hacer cumplir la ley,
La propuesta llega en un momento delicado, justo cuando el presidente ha decidido pasar por encima de todos los canales y mecanismos de negociación, para designar de manera directa a la ministra que sustituirá a Arturo Zaldivar, sin ningún tipo de reparo, el presidente presentó una terna con personas a cercanas a su partido y a su gobierno, en ningún momento tuvo la intención de nominar a los mejores perfiles, siempre buscó nominar a personas que no le salieran “conservas”, como lo señaló en una de sus mañaneras.
Con este movimiento el presidente cuenta con tres ministras que son afines a su causa. La reconfiguración en la Corte se torna peligrosa si se toma en cuenta que el próximo año cuando se renueven más cargos en la Corte, el Ejecutivo podría llegar a tener hasta cuatro perfiles afines a su causa, lo que le daría en automático poder de veto en la Corte, ante cualquier acción de inconstitucionalidad, se requiere del voto de ocho ministros para declarar inconstitucional una ley, si esos votos no se alcanzan, prácticamente cualquier ley que se apruebe en el Congreso entrará en vigor sin que la Corte pueda hacer nada.
Gracias a la Corte se ha impedido que entren en vigor reformas como el Plan B propuesto por López Obrador, para limitar las funciones del INE o la cláusula de vida eterna para los partidos políticos.
Por otro lado, y en este mismo contexto se dio un cambio en el Tribunal Electoral, después de que tres ministros exigieron al magistrado presidente, Reyes Rodríguez, la renuncia al cargo, en un conflicto entre los magistrados que se hizo público durante el informe de labores de Rodríguez, los tres magistrados inconformes decidieron no acudir al informe de labores del presidente y además postearon una imagen en la que los tres se encontraban desayunando mientras el presidente del Tribunal rendía su informe. De forma poco diplomática los tres magistrados decidieron rebelarse ante el presidente, alegando razones tan ambiguas como la “pérdida de confianza”. A esto se debe sumar que la ahora presidenta del Tribunal, Mónica Soto, se reunió con el representante del oficialismo ante el INE, Sergio Gutiérrez Luna, sin aclarar de manera precisa a qué se debió el encuentro.
Las señales enviadas por los integrantes del máximo Tribunal en materia electoral son delicadas, no sólo ponen en entredicho su objetividad, también se pone en riesgo un proceso electoral ya cuestionado por la anticipación de los procesos internos de los partidos políticos, la falta de dos magistrados en el Tribunal que no se han podido nombrar ante la falta de consensos de las fuerzas políticas en el Congreso, y por los cuestionamientos que de manera permanente ha hecho el presidente a los organismos electorales en el país.
Ante estas señales, es claro que el país se encuentra en riesgo, como en otros periodos de la historia del país, la concentración de poder en pocas manos amenaza el equilibrio de poderes en México. El conflicto y el debate son parte natural de la política, lo que no es natural es que una sola visión se pretenda imponer sobre la confección de instituciones y sobre la toma de decisiones, la pérdida de confianza en las instituciones y la objetividad con la que éstas se deben de conducir, nos puede llevar a un retroceso democrático como el que ya se vivió en el siglo XIX o en buena parte del siglo XX, lo que ocurra en los próximos meses marcará al país para bien o para mal.
Iván Arrazola es analista político y colaborador de Integridad Ciudadana A. C. @ivarrcor @integridad_AC