Por Vladimir Juárez Aldana. Publicado en ContraRéplica.
A todas y todos los donantes que año con año nos confían sus buenos deseos
Según los datos del último censo poblacional del INEGI, la infancia en nuestro país, niños y niñas, de 0 a 14 años de edad, representan en términos relativos un 25.3% de la población total del país, es decir, un poco más de 31.8 millones de personas.
Comparativamente hablando, este segmento de la población mexicana es mayor a todos los habitantes que poseen por separado Perú, Venezuela, Chile o Guatemala. O visto de otra manera, tenemos más niños, niñas y adolescentes que la suma de todos los habitantes de Paraguay, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Uruguay; países que juntos alcanzarían una cifra de poco más de treinta y tres millones de habitantes.
Podemos decirlo también así, la población infante mexicana, por si sola, representa un 63.2% de la población total que habita en toda la región de Centro América. Incluso, tenemos más niños y niñas en México que mexicanos en edad productiva en todo el territorio de los Estados Unidos.
De ese tamaño es nuestra responsabilidad como país frente al futuro de nuestros niños. Cabe decir que, de este conjunto, 1.4 millones de niñas y niños de 3 a 14 años hablan alguna lengua indígena, es decir 5.4% de la población de esas edades. Además,1.7% de los menores de 15 años son afromexicanos o afrodescendientes (INEGI).
Lamentablemente, y una vez cerrado el ciclo pandémico del “Gran Confinamiento”, es innegable que fue la infancia mexicana el sector poblacional más agraviado por ser víctimas de una grave invisibilidad y discriminación ejercida por instituciones y autoridades del Estado mexicano, quienes, por omisión o negligencia, profundizaron aún más las desigualdades y las violencias, la pobreza y la marginación en este sector.
Con el paso del tiempo, inconsciente o conscientemente, quienes formamos parte de Integridad Ciudadana A.C. decidimos recuperar como brújula de sentido común esa parte tan importante en la vida adulta que es la niñez, y que a veces, con los altibajos del día y de lo imponderable de la vida adulta, se olvida o se deja de lado.
Es así como desde nuestro nacimiento institucional, hace más de quince años, las oficinas centrales de Integridad Ciudadana A.C. se han convertido a lo largo de todo el año en bodegas de juguetes y ropa que se van recibiendo y acumulando a fin de que, llegado el momento, esas donaciones se conviertan en una luz que ilumine nuestro andar, para posteriormente generar sonrisas resilientes llena de colores en las comunidades más vulnerables. Nuestra misión es sencilla; promover los valores de la solidaridad y la empatía con la otredad y la niñez.
Para ello, y como sociedad civil organizada, tomamos la decisión de lanzarnos como “chiquillos en resbaladilla” para promover acciones concretas, como las colectas de juguetes y artículos para los peques de este país, y con ello, alcanzar dos grandes objetivos; el primero, mover el corazón de todas aquellas personas adultas que nos escuchan y que, con sus deseos y acciones, deciden confiar en nuestra misión de sembrar esperanza en poblaciones vulnerables. El segundo objetivo es enraizar en las personas jóvenes un sentido crítico, reflexivo y solidario sobre la igualdad de oportunidades que debe prevalecer para el bienestar de la población en general, y al mismo tiempo, el tejer una red única de solidaridad que se mantenga viva y atenta para un México mejor.
Durante estos tres lustros, como organización no gubernamental hemos aprendido que no hay donativo pequeño, ni amigo y aliado que no haga falta, y que las redes del desarrollo comunitario y la confianza ciudadana para lograr el bienestar de las poblaciones más vulnerables se construye con el trabajo y la presencia en campo. Pero ésta es insostenible, sin la voluntad de quienes nos respaldan y entregan con alegría y corazón, aquellos donativos que entregamos a niñas y niños entendiendo que nosotros somos únicamente los mensajeros. De ahí, que también tengamos que rendir cuentas.
En razón de ello, hoy informamos por esta editorial a todos nuestros benefactores que los donativos recibidos durante el periodo 2022-2023, ropa, juguetes y en especie, fueron enviados y entregados el pasado sábado 6 de mayo, en la comunidad indígena de Tlalhuapan, Puebla, integrada por poco más de 1,360 habitantes en su totalidad, en la cual se benefició a poco más de seiscientos niños y niñas entre los 2 y los 14 años.
Cabe decir que, en esta ocasión, lo hicimos acompañados de jóvenes pertenecientes a la preparatoria del Complejo Regional Norte, sede Chignahuapan de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. A todos ustedes, gracias.
Vladimir Juárez. Analista Político. Colaborador de Integridad Ciudadana A.C. @Integridad_AC @VJ1204