Por Iván Arrazola Cortés. Publicado en ContraRéplica.
Una extraña sensación flota en el aire en estos días de campañas electorales, la clase política del color que sea dice que el tema de la inseguridad es una prioridad en su agenda, pero lo aborda de manera frívola y superficial, este discurso contrasta con la caprichosa realidad, no hay semana que en México no haya una noticia sobre desapariciones, secuestros masivos, ejecuciones o escarmientos para las personas que se niegan a cooperar con el crimen organizado.
En días recientes se anunciaba que en Guerrero distintos funcionarios del gobierno estatal presentaban sus renuncias, después de la crisis provocada por el homicidio del normalista Yanqui Kothan Gómez. No solo renunciaron el secretario de Gobierno y el de Seguridad, la gobernadora pidió la remoción de la Fiscal del Estado, el congreso local aprobó la remoción y en respuesta la oposición pidió en el Senado que se declarara la desaparición de poderes en el estado, todo esto en medio de una crisis de seguridad que parece no tener fin.
Por su parte la bancada oficialista solicitó que se declarara la desaparición de poderes en el estado de Guanajuato, de hecho, el senador por el estado de Guerrero, Felix Salgado Macedonio, mencionó que “Hay gobierno en Guerrero” y aseguró que Morena cuenta con los votos necesarios en el Senado para emitir la declaratoria de desaparición de poderes en el estado de Guanajuato, mientras que la oposición no cuenta con los votos para aprobar ladesaparición de poderes en Guerrero
La clase política pretende resolver un problema de seguridad con una medida de corte político, la principal implicación al declarar la desaparición de poderes es que el Senado debe nombrar a un sustituto para el cargo de gobernador, pero para emitir la declaratoria sedebe demostrar que los poderes han dejado de cumplir con sus funciones, lo que en la práctica no ha ocurrido, la propuesta de desaparición de poderes es una medida poco seria,que en realidad lo único que pretende es evidenciar a una administración errática que no ha podido hacer frente a los problemas de seguridad en Guerrero, pero no resuelve el problema de fondo.
Mientras ese debate se da en el Legislativo, los problemas en materia de seguridad se siguen acumulando a lo largo y ancho del país, en Sinaloa en cuestión de días desaparecen a más de 60 personas, en Campeche hay una rebelión por parte de los cuerpos policiales por un operativo que ordenó la gobernadora en una cárcel del estado y que puso en riesgo la integridad de cientos de policías.
Todo esto en medio de unas campañas presidenciales que poco o nada ofrecen a la ciudadanía para resolver los problemas de seguridad, La candidata oficialista firmó un pacto por la paz, pero estableció sus reservas respecto a lo mencionado en el documento, mencionó que no comparte la evaluación pesimista del momento actual, tampoco coincidiócon la visión de que prevalecen el miedo, la impotencia, la desconfianza y la incertidumbreen el país.
Sheinbaum ofrece continuidad en materia de seguridad, la permanencia del Ejercito en las calles el tiempo que se necesario y atender las causas de la violencia, una medida tan ambigua como la estrategia de abrazos no balazos. Todo esto en medio de una extraña dinámica en la que promueve el dialogo a través de un ejercicio llamado “Diálogos por la Transformación”, pero, por otro lado, la candidata se niega asistir a distintos foros para explicar sus propuestas.
Por su parte la candidata de la oposición no atina a precisar el significado de su propuesta en materia de seguridad, al señalar que “se acabaron los abrazos” y que para hacer frente a dicho problema construirá una Megacárcel. La propuesta en materia de seguridad parece naufragar cuando no es capaz de definir con precisión que pasará si el Ejercito regresa a los cuarteles, quién se hará cargo de la seguridad en caso de que el Ejercito deje de cumplir con esta función, y qué hará con un sistema penitenciario que si algo lo caracteriza es la corrupción.
Lo que refleja el actual ambiente político es lo lejos que nos encontramos de encontrar una solución al problema que más afecta a la ciudadanía que es el tema de la inseguridad, mientras los partidos políticos juegan en el Senado a resolver el problema, el discurso de las candidatas se percibe tan lejano como la solución a los problemas de seguridad, una ofrece paz y la otra ofrece mano dura, pero ninguna de las dos parece reconocer que buena parte del territorio mexicano se encuentra en manos de la delincuencia organizada.
Ni la buena voluntad ni la represión serán la solución al problema, pero tampoco lo será la desaparición de poderes como se propone en el Senado, la clase política sigue sin tomar de manera seria el problema y juega con la inseguridad como si se tratara de una bomba de tiempo donde cada grupo “se avienta la bolita”, cuando el tema les explote en las manos será demasiado tarde.
Iván Arrazola Cortés es analista político e integrante de Integridad Ciudadana A. C. @ivarrcor @integridad_AC