Por Iván Arrazola Cortés. Publicado en El Novedades.

Por Iván Arrazola

El cambio político siempre es una oportunidad para mejorar las cosas, fundamentalmente para mejorar las condiciones de vida de las personas, para generar reglas más justas, para que el ejercicio público sea mucho más transparente, pero también hay ocasiones en las cosas cambian para no cambiar, inclusive se vuelve a caer en viejas prácticas que ya se creían superadas, como lo es el caso de la simulación, tan común durante mucho tiempo en la política mexicana.

La precampaña del partido de Morena disfrazada de la búsqueda del coordinador(a) de la defensa de la Transformación, es posiblemente la muestra más visible y grotesca del abuso de poder de un grupo político, de forma abierta, aunque esté llena de eufemismos, el principal objetivo de esta competencia adelantada es posicionar al candidato o candidata del partido en el poder hacia las elecciones presidenciales de 2024.

Las señales que llegan desde las instituciones electorales no parecen las mejores. La tensión que se vivió entre el presidente de la República y el ex presidente del INE Lorenzo Córdova, forman parte del acoso del que han sido objeto las instituciones electorales por parte de la presidencia. Los recortes presupuestales, las reformas electorales disfrazadas de una supuesta política de austeridad, lo que en realidad buscan es tener instituciones limitadas que no sean capaces de sancionar las conductas indebidas de los actores políticos.

En ese contexto la reunión en días pasados del Consejo General del INE con el presidente de la República llegó en un mal momento, precisamente durante el periodo de registro de los aspirantes de Morena en su proceso interno, la reunión celebrada en Palacio Nacional busca refrendar  la “colaboración” entre el INE y el Gobierno Federal se expresó en un comunicado por parte del Consejo General, la opinión pública leyó este encuentro como la claudicación del INE al espíritu autónomo con el que debe guiarse, con tal de continuar la confrontación con el presidente López Obrador.

Acto seguido, la Comisión de Quejas del INE emitió una serie de medidas para acotar a los aspirantes por Morena en su proceso interno: no pueden hacer llamados explícitos al voto o posicionarse como candidatos o precandidatos; el partido tiene que llevar un control sobre los gastos de los aspirantes en el proceso, entre otros. Para la Comisión el proceso interno de Morena es considerado como parte de las actividades partidistas ordinarias que realiza el partido. Las medidas parecen tibias, pero sobre todo serán incapaces de contener el flujo de recursos que fluirá tanto de la iniciativa privada como de las instituciones públicas para apoyar a su aspirante favorito.

A nadie deberá de extrañar que en el mes de septiembre cuando Morena presente los resultados de la encuesta y nomine a su coordinador, lo que en realidad hará es elegir al candidato o candidata a la presidencia, cada acto, cada aparición del nominado, se puede considerar un acto proselitista, aún y cuando falten más de dos meses para iniciar formalmente con el proceso de precampañas, lo que evidentemente le dará ventaja sobre el resto de las fuerzas partidistas.

Las medidas que ha emitido el INE en realidad legitiman el proceso interno de Morena, lo que dará rienda suelta a los excesos, publicidad en bardas y espectaculares, publicidad en espacios noticiosos disfrazada de notas informativas, eventos masivos, sin saber con claridad de dónde sale el dinero para financiar esas campañas.

Si algo ha caracterizado al INE es la imparcialidad y la legalidad con la que ha conducido los procesos electorales en el país, la responsabilidad de lo que ocurra en los próximos meses recaerá directamente en los miembros del Consejo General del INE y en el Tribunal Electoral, serán ellos los que harán valer las reglas y los que se encargarán de aplicar las sanciones.

La simulación que está viviendo el país con el proceso interno de Morena, bien vale analizar la posibilidad de negar el registro por actos anticipados de campaña a los aspirantes del oficialismo y a los partidos de oposición que intenten sacar una ventaja indebida de los tiempos electorales, sería una muy mala noticia que las instituciones electorales claudiquen en su función, sería el retroceso democrático más grande que México ha vivido en las últimas décadas.

Iván Arrazola es analista político y colaborador de Integridad Ciudadana. @ivarrcor