Por Iván Arrazola Cortés. Publicado en El Novedades.

Como en la novela de García Márquez todos sabían lo que pasaría, la oposición perdería de manera contundente en el Estado de México, ninguna encuesta les daba posibilidades de ganar, ni la unión de tres partidos antagónicos podría revitalizar la candidatura, ni la imagen de la candidata del oficialismo manchada por la corrupción fueron elementos suficientes para cambiar el resultado, la oposición perdió de manera contundente en el Estado de México.

Se podrán dar distintas explicaciones sobre la derrota del bloque opositor Va por México en las elecciones del Estado de México, se podrá decir que el gobernador mexiquense no operó a favor de la alianza, o que el priismo se dividió entre el PRI de “Alito” y el PRI de Peña, o que a pesar de la derrota ganaron en Coahuila, lo que mantiene viva la esperanza, pero esas respuestas constituyen en realidad simples pretextos ante una realidad contundente, la alianza opositora no es competitiva y hoy Morena en conjunto con sus aliados tienen el control absoluto sobre el futuro de la sucesión presidencial en el 2024.

La alianza Va por México vive de glorias pasadas, su mayor triunfo es haberle arrebatado a Morena la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y la mitad de las alcaldías en la Ciudad de México. Pero ese éxito no se explica por las propuestas innovadoras de la alianza o por el perfil de sus candidatos. Es natural que en una elección intermedia los asientos en el Congreso del partido en el poder disminuyan, porque no hay ese efecto arrastre de la elección presidencial. El desgaste que ha experimentado la izquierda en la Ciudad de México se hace evidente después de gobernar por más de 20 años la capital del país, lo que explica la pérdida de las alcaldías.

En las contiendas estatales la alianza ha podido ganar algunas gubernaturas, pero lo ha hecho en estados pequeños electoralmente, como Aguascalientes o ahora en Coahuila, que no constituyen estados clave para dar a la alianza cierta esperanza de cara a los comicios presidenciales de 2024. Pero en términos generales en la mayoría de los estados la alianza opositora ha sido arrasada en las urnas por Morena.

Los principales líderes de la alianza, Marko Cortés y Alejandro “Alito” Moreno, son líderes que carecen de liderazgo, Alejandro Moreno es un líder sin credibilidad, que lo mismo es captado en audios profiriendo insultos a periodistas, empresarios y miembros de su partido, que pactando con el oficialismo la militarización del país. Marko Cortés es un líder incapaz de generar certidumbre en el proceso interno para elegir candidato a la presidencia de la República.

La oposición luce confiada como si en realidad nada pasara, están dispuestos a ir a un proceso electoral con candidatos sin popularidad, la apuesta es que el desgaste del gobierno de López Obrador provoque un vuelco en los resultados, pero eso no ocurrirá si por lo menos la oposición no es capaz de generar una alternativa sólida y creíble. La oposición carece de ideas, de una agenda, aspiran a que un milagro los lleve a la presidencia. Después de la derrota en el Estado de México los líderes de los partidos saldrán a decir que fueron competitivos y que no perdieron por 15 puntos o más puntos como pronosticaban algunas encuestas y que de paso ganaron Coahuila.

Sin la menor autocritica, sin propuestas innovadoras, sin liderazgos nuevos y confiables, la alianza Va por México va una muerte segura al igual que el personaje principal de la novela de García Márquez. A menos que en los próximos meses se planteen seriamente un cambio en la estrategia, planteándose seriamente la renovación de sus liderazgos, la apertura del proceso interno a todos los actores y todas las voces, pero sobre todo planteando propuestas que conecten con una sociedad que día con día se aleja más de los partidos políticos.

Iván Arrazola es analista político y colaborador de Integridad Ciudadana. @ivarrcor @Integridad_AC