Por: Vladimir Juárez @VJ1204 Publicado en ContraRéplica
“La esperanza es posible pero requiere de la paciencia, de la templanza y la táctica que sólo el tiempo puede dar”
CVJA
Hace justamente un año, el 2 de enero de 2019, publiqué en esta editorial la primera columna a nombre de Integridad Ciudadana A.C., con el nombre “2019: Año Anticorrupción”.
En ella se explicaban las razones del porqué el primer año de la 4T debía llevar ese nombre. El balance de este primer año así lo muestra; iniciaron con el combate a la corrupción en Pemex (Huachicol), se extendieron hasta las imputaciones a Lozoya; apresaron al icono de Rosario Robles; y mandaron un mensaje contundente a todos aquellos grupos similares al que representa Juan Collado.
Incluso el combate a la corrupción se dio el “lujo” de poner en jaque a adversarios políticos que históricamente incomodan o han sido señalados por posibles actos de corrupción; particularmente por abuso de funciones e enriquecimiento ilícito o inexplicable. No obstante, el combate a la corrupción también aplicó la máxima de “abrazos no balazos”; antes de iniciar o procesar a algún otro pez gordo, se les dio la oportunidad de renunciar o bien de hacerse a un lado para hacer espacio al ejecutivo federal.
Si bien este ciclo “Anticorrupción” no cerrará, pues ha mostrado su gran utilidad, también lo es que este primer ciclo de la 4T concluyó bajo simbolismos políticos de gran calado de la mano del Presidente López Obrador; y muestra de ello son dos momentos por su compañía y significado: a) la fotografía de la mañanera del Presidente para celebrar el día internacional anticorrupción, y b) la fotografía de la “barbacoa de Palmilla”, en ambas: Bartlett. Lo que sigue después de ello solo será un ciclo elocuente de los sexenios anteriores, particularmente del calderonismo; el sexenio vigente ha sido exonerado.
Por ello, es posible advertir una nueva etapa que podría denominarse “2020: año de la confianza”, es un año con altas miras para la 4T; donde deben justificarse las políticas públicas con datos duros, así como las alianzas políticas con los nuevos o resurgidos partidos pero particularmente es un año donde debe construirse un entorno de confianza capaz de activar la inversión. Y con ello encender sin retraso los motores económicos para el crecimiento. Ya no hay tiempo para lo contrario, las elecciones del 2021 inician este mismo año.
Por lo tanto, y a diferencia de lo que se piensa por su temperamento, me inclino a pensar que el presidente elegirá cuidadosamente sus batallas, pues pasará del puño de hierro con guante de terciopelo blanco, a una postura más conciliadora que le permita mostrar los resultados de todos y cada uno de sus programas de asistencia social después del primer año de implementación.
Es decir, en este segundo año las políticas públicas serán sometidas a las primeras grandes evaluaciones y mediciones concretas; la administración pública del Presidente deberá corregir y ajustar su operación, pero también deberán enfrentarse a dar soluciones con las grandes carencias que la austeridad y el gran rezago de décadas enteras ha dejado en cada una de las instituciones de asistencia pública. Así por ejemplo, a partir del 1 de enero de este año, cualquier persona podrá recibir atención médica en toda institución de servicio médico federal: Aplaudo la visión. Exijo omitir la retórica.
En tanto, los otros datos nos informan que al sur sureste hay una voz que ha retomado sus puentes de comunicación nacionales e internacionales; su base social indígena está lista para el Tren que hará “Chu Chu Chú”.
Vladimir Juárez. Colaborador de Integridad Ciudadana A.C. @Integridad_AC @VJ1204