Por: Viviana Islas @MendozaI88 Publicado en ContraRéplica
Finalmente, la semana pasada la Cámara de Diputados aprobó la designación de los cuatro consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) vacantes desde el mes de abril. La sorpresa fue la mayoría con la que se eligieron, ante un proceso álgido de inicio a fin.
Recordemos que desde el principio, se cuestionó la integración del Comité Técnico, en el que el Tribunal Electoral tuvo que ratificar su integración ante impugnaciones de distintos partidos políticos. Después vino la pandemia, y cuando parecía que había acuerdo para reactivar el proceso de selección, en la Comisión Permanente se perdió la primera votación para convocar a un periodo extraordinario, aunque las razones políticas eran otras, había un riesgo de no avanzar.
Posteriormente, lo visto las últimas semanas, el señalamiento de irregularidades de uno de los integrantes del Comité Técnico en la presentación de las quintetas, que provocó la división dentro de la coalición mayoritaria en el Congreso que demandaban repetir el procedimiento. Es así, que el coordinador de Morena tuvo que negociar al interior de su grupo, dónde se palomeo a los perfiles que se presentaron con el resto de la Junta de Coordinación Política, logrando un consenso que no se tuvo en las designaciones de 2014 y 2017.
Dos observaciones del proceso en general: 1) la transparencia debe ser principio indispensable en cada una de las etapas del proceso, pues no sólo legitima sino ayuda dirimir posibles conflictos; 2) aunque simpatizo con la consigna #SinCuotasNiCuates, llama la atención el discurso de que los nuevos consejeros no le deben el favor a ningún partido político, pues entre líneas se entiende que los siete restantes sí. Es evidente que todos los consejeros llegaron por el respaldo de alguna fuerza política, pero este no tiene porqué convertirse en complicidades, su actuar en el cargo debe ser con apego a la ley.
En este proceso de consolidación democrática y ante una clara polarización necesitamos instituciones sólidas y autónomas con servidores públicos imparciales. La labor del INE es fundamental en la transición pacífica del poder. Pese a los avances en la credibilidad en los resultados de los procesos electorales, el reto sigue siendo el fin de las prácticas clientelares y la injerencia gubernamental. La primera prueba está cerca, y la autoridad electoral estará bajo la lupa de los distintos sectores de la sociedad.
Hoy el consejo general del INE está completo y celebro que sea con cinco mujeres en la mesa, que abren brecha para las que vienen atrás.
@VivianaIslasM
@Integridad_AC