Por: Viviana Islas @MendozaI88 Publicado en ContraRéplica
Como lo señalé en “México desigual” (ContraRéplica 14/04/2020), las afectaciones debido a la emergencia sanitaria son innumerables. Por razones obvias, lo destacado en medios son las secuelas en materia de salud y económica. Sin embargo, en el ámbito público ha traído repercusiones políticas importantes.
En esta ocasión hablaré del Poder Legislativo, su importancia reside en que todo lo que se aprueba en sus Cámaras lo ejecutan los otros Poderes y permite el funcionamiento de las instituciones. Su labor va más allá de votar leyes, la designación de funcionarios, aprobar el presupuesto, analizar la política exterior, etcétera, son otras de sus facultades. Y para cumplirlas legalmente cuenta con dos períodos ordinarios de sesiones (septiembre-diciembre y febrero-abril), aunque también existe la figura de extraordinarios para abordar temas específicos.
A dos días de que concluya oficialmente el segundo periodo ordinario de sesiones, señalaré los principales pendientes que tiene el Congreso, destacando aquellos que tienen plazos vencidos.
La contingencia sanitaria llegó en medio del proceso de la renovación del Instituto Nacional Electoral (INE); el debate ha sido álgido, desde la integración del Comité Técnico, hasta declaraciones de actores claves, y de cuestionamientos de posibles nombres. Desde el 4 de abril el INE está acéfalo de cuatro de sus once integrantes, se espera que sea de lo primero que se resuelva en la Cámara de Diputados.
El Senado no se queda atrás, tiene aplazadas varias designaciones, entre las que destacan: la omisión para integrar la Comisión de Selección del Sistema Nacional Anticorrupción, la cual es esencial en el funcionamiento del SNA; y el nombramiento de dos comisionados del Inai, de este proceso y de los aspirantes no se sabe mucho, todo ha sido muy apresurado, antes de la suspensión de la convocatoria se debió dar cuenta por lo menos del total de registros.
Adicional, está pendiente la reasignación de recursos para hacerle frente al Covid-19; la regulación del uso de la Cannabis; una prometida reforma política electoral, que solamente se pone de moda en tiempos coyunturales y electorales; una cantada y necesaria reforma judicial, entre otras.
A la legislatura sólo le queda un año. Cuando pase la tormenta, debemos estar alertas de la aprobación de estos temas para exigir transparencia en los procesos, y en su caso, denunciar prácticas ya utilizadas como el fast track y el uso de “la aplanadora”. Las mayorías automáticas siempre son graves en una democracia, y en nuestro país aún más.