Por: Esther Albarrán @EstherAlbarran3 Publicado en Mexican Times
La memoria es la facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado,[1] mediante ella podemos evocar hechos remotos de nuestra historia. A su vez, la historia es el conjunto de sucesos o hechos políticos, sociales, económicos, culturales de un pueblo o de una nación.[2] Por su parte, nuestro México es un país tan inmensamente rico en recursos naturales, flora, fauna, paisajes, cultura, gastronomía, en diversidad étnica y lingüística, un país vasto en historia, pero sin memoria.
Nos encontramos en un periodo en el que se conmemoran eventos que han marcado la vida política y social de nuestro país por su provocación, irritabilidad, apatía o decaimiento en la memoria colectiva. Y la pregunta es, a partir de éstos ¿Qué tanto hemos aprendimos? ¿Qué cambió lograron para nuestro México?
Hace 50 años (1968) surgió el movimiento estudiantil que se caracterizó por la represión política que culminó en la matanza y persecución de pensadores distintos al régimen que jamás olvidaremos. En septiembre de 2018, el movimiento resurgió no solo en nuestras memorias, sino que lo revivimos con el ataque de grupos porriles en contra de estudiantes de la UNAM. En ambos casos, ninguna autoridad de alto mando político ha sido llamada a rendir cuentas.
Fuente: www.animalpolitico.com
Otro ejemplo de la mala memoria de nuestro país es que, a catorce años de que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) comenzara su lucha por lograr la defensa de los derechos de los pueblos indígenas, las instituciones electorales de nuestro México demostraron que aún no se encuentran preparadas para dar un trato de igualdad a los pueblos indígenas que representa un 12% del total de la población del país. Muchos son los casos de inequidad, tal vez el más representativo de esta jornada electoral que culmina es el de María de Jesús Patricio “Marichuy”; precandidata a la que le fue negado el registro a pesar de haber tenido más firmas válidas que el resto de los precandidatos independientes. Y, sin embargo, aún persiste una deuda histórica de nuestro país con esta comunidad tan amplia y diversa como nuestra cultura.
Fuente: rupturacoletiva.com
El 26 de septiembre de 2014 será una fecha marcada por un nuevo crimen de estado. A cuatro años de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, en la cuenta de Twitter del Presidente @EPN se publica que “el Gobierno de la República está comprometido en hacer justicia en favor de los familiares de los estudiantes desaparecidos”, frase irónica, pues han pasado exactamente cuatro años sin que los familiares atisben un indicio de justicia.
Fuente: www.animalpolitico.com
Sin lugar a dudas, nuestra historia también se encuentra marcada por dos acontecimientos de septiembre de 2017. El primero por la desaparición y posterior descubrimiento del homicidio de una joven que abordó un auto de servicio “Cabify”, y que a la postre se olvidó, en mucho, por los acontecimientos sísmicos acontecidos durante el mismo mes, pero colocó a nuestro país en tela de juicio ante la ola de feminicidios que no cesan.
Fuente: www.animalpolitico.com
El segundo acontecimiento, “muy bien conmemorado” en este septiembre 2018, es el desastre que azotó al país. Y es que, con los sismos de septiembre del año pasado comprobamos que no aprendimos nada del 85, ya que a un año del sismo aún vemos las calles y edificios derrumbados, dañados, sin señal de cuándo será el día en que los estados afectados serán reconstruidos, sumando a esto la invisibilización de las entidades federativas que sufrieron daños y que no forman parte del área metropolitana.
Fuente: Facebook Mi Tehuantepec
De lo sucedido, nos queda el recuerdo y la impotencia al enterarnos que la mayoría de los edificios colapsados se habían construido de manera irregular, y que el sismo no mató a todas esas víctimas, sino que lo hizo un fenómeno aún más devastador: la corrupción inmobiliaria.
A un año de los acontecimientos, cualquiera pensaría que las cosas cambiarían radicalmente, que las calles estarían arregladas, las viviendas reconstruidas, los afectados viviendo nuevamente en su hogar, pero realmente ¿cuál ha sido la transformación del país después de aquél 19 de septiembre? Francamente no veo alguna con certeza, pues:
- Los edificios dañados por el movimiento sísmico aún no han sido derrumbados en su totalidad, afectando a peatones, vecinos y propietarios.
- Las escuelas afectadas en diversos estados siguen destruidas y sin abrir sus puertas para impartir clases.
- Las víctimas del sismo que fueron desalojadas de sus casas aún viven en las calles, sin tener una idea clara de qué sucederá con su patrimonio.
- Peor aún, parte importante de la ciudadanía ha tomado muy a la ligera el tema de los simulacros, ya que el día del macro simulacro muchas personas decidieron no realizarlo o bromear sobre el tema.
- Pese a que ocho entidades fueron las afectadas, se ha enfatizado en la reconstrucción de la CDMX, en tanto; es impresionante el nivel de invisibilidad y abandono del resto de entidades que fueron afectadas por el sismo.
Fuente: Twitter @TonyGali
De nada sirve que México cuente con una historia extraordinaria, si como nación no tenemos memoria para ser un mejor país, porque como dice el dicho: un pueblo que no conoce o aprende de su historia, está condenado a repetirla.
Esther Elizabeth Albarrán Martínez
Colaboradora de Integridad Ciudadana AC. Licenciada en Derecho por la UNAM, Especialista en materia de trasparencia, rendición de cuentas y anticorrupción. Actualmente es consultora de Integridad Ciudadana, A.C. en Proyectos en materia de Transparencia y Anticorrupción en gobiernos locales.
Twitter: @EstherAlbarran3
[1] Real Academia Española, consultado en la página electrónica: http://dle.rae.es
[2] Ibídem.