Por Madgiel Gómez Muñiz. Publicado en ContraRéplica.
La salida del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, tomó por sorpresa a muchos y dejó un impacto significativo en el sistema político del país del norte. Sin embargo, algunos analistas políticos ya anticipaban este desenlace, atribuyéndolo a una serie de decisiones “poco efectivas” adoptadas en los últimos años, las cuales terminaron por minar el liderazgo debido a la limitada eficacia de su gestión gubernamental.
Conocido por su posición progresista, Trudeau adoptó tres vectores que lo acompañaron a lo largo de una década, a saber: la inclusión, la cooperación internacional y las agendas verdes que permitieron disminuir las tensiones internas para abrir puertas al fortalecimiento democrático desde una cultura de la paz y bienestar social.
Ahora bien; “todo principio tiene final” y el cambio de “timón” podría ser positivo para la comunidad del maple. Quizá, (siendo muy prudente con la teoría de la circulación de las élites), el Partido Liberal, tendrá que seleccionar el mejor perfil para resolver los problemas nacionales y rediseñar la política exterior canadiense con lo que se lograría estabilidad política y económica a corto y mediano plazo.
La pregunta obligada en esta reflexión es: ¿qué implica para México la salida del primer ministro canadiense? Si bien es cierto que, México y Canadá comparten una relación estratégica en temas como comercio, migración y cambio climático, también es cierto que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) la cooperación multilateral ha traído más “sin sabores” que expectativas sembradas; pero si el nuevo primer ministro decide priorizar relaciones con Donald Trump, nuestro país podría enfrentar dificultades, especialmente en acuerdos como el programa de trabajadores agrícolas temporales, además de la disolución de proyectos conjuntos relacionados con derechos humanos y movilidad académica y tecnológica. Sin duda todo dependerá de la visión del próximo líder canadiense.
En este momento -mitad de enero 2025- los liderazgos que han levantado la mano en el Partido Liberal son: Chrystia Freeland: ex viceprimera Ministro; Mark Carney: ex director del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra; Melanie Joly: ministra de Asuntos Exteriores; Dominic Leblanc: ministro de Finanzas y Asuntos Intergubernamentales; y, Christy Clark: ex primera ministra de Columbia Británica. Todos ellos, cartas fuertes para asegurar los temas clave como el comercio y la estabilidad de los mercados que tanta demanda tienen por parte de las familias canadienses.
Lo cierto es que para Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard la importancia de que nuestro país mantenga una comunicación abierta y constante con las nuevas autoridades canadienses, es de vital importancia para asegurar que los intereses nacionales sean considerados y protegidos. Subrayando el fortalecer lazos bilaterales y acuerdos que beneficien a los dos territorios.
Por lo anterior, la salida de Justin Trudeau nos obliga a replantear preguntas importantes sobre el futuro político de Canadá y su impacto en la relación con México. Aunque con este cambio se abren oportunidades para mantener una relación sólida y adaptarse a los nuevos cambios de la sociedad global, no se puede omitir que Trump será un elemento clave para que la gobernanza multiterritorial sea un fracaso o el comienzo de una nueva historia fructífera para todos los involucrados. Al tiempo. Adiós Trudeau.

Dr. Magdiel Gómez Muñiz Colaborador de Integridad Ciudadana, Profesor Investigador de la Universidad de Guadalajara @magdielgmg @Integridad_AC