Por Iván Arrazola. Publicado en ContraRéplica.
La llegada de Donald Trump al poder generó expectativas de un auténtico tsunami político. Sus primeros discursos, sus órdenes ejecutivas y el amplio respaldo popular del que goza, presagiaban un panorama complicado para países como México, que depende en gran medida del comercio exterior y comparte con Estados Unidos temas de seguridad y migración.
Con el paso de los días, el nivel de incertidumbre ha disminuido, a pesar de que Trump declaró emergencia nacional en la frontera, ordenó el despliegue de elementos de seguridad en la frontera e inició con la deportación de migrantes indocumentados, el escenario para México parece irse aclarando.
Una de las declaraciones de Donald Trump que más llamó la atención fue su intención de revisar el TMEC antes del 2026. Ante esto, la presidenta respondió que los tiempos para dicha revisión están claramente establecidos y que esta se llevará a cabo en 2026, conforme a lo pactado. Además, una eventual salida de Estados Unidos del acuerdo parece poco probable, considerando que el TMEC estará vigente al menos hasta 2036. Solo en caso de que no se firme un nuevo tratado después de esa fecha, el compromiso comercial llegaría a su fin.
La presidenta Claudia Sheinbaum, consciente de las posibles acciones de su contraparte estadounidense, parece tener la situación bajo control. Si bien Trump anunció el restablecimiento del programa “Quédate en México”, la propia presidenta ha subrayado que, para que esa medida avance, se necesita la cooperación de México, pues no puede aplicarse de manera unilateral.
México planea aprovechar esta coyuntura para negociar la imposición de aranceles. Para Trump, el problema migratorio es urgente, y las primeras imágenes de deportaciones le ayudan a proyectar la idea de que está abordando el tema. En este contexto, México podría actuar como “tercer país seguro”, lo que implicaría que los solicitantes de asilo en Estados Unidos permanezcan en territorio mexicano mientras se resuelven sus casos.
El gobierno mexicano, tal como ocurrió hace seis años, parece dispuesto a asumir el rol de tercer país seguro, con el consecuente costo humanitario en los estados fronterizos ante la llegada de miles de migrantes en espera de ingresar a Estados Unidos. La presidenta Sheinbaum ha insistido, durante el proceso de transición en Estados Unidos, en mantener un entendimiento con Trump —similar al que se logró con López Obrador—, y ha dejado claro que está dispuesta a aplicar medidas drásticas en materia migratoria para evitar la imposición de aranceles, como sucedió en el pasado.
El “mejor regalo” que Trump pudo darle a Sheinbaum ocurrió al cierre de la semana, cuando el mandatario estadounidense declaró: “Con México vamos bien”, en referencia a las negociaciones de aranceles. La misma frase no incluyó a Canadá, el otro socio comercial, del que Trump afirmó haber sufrido abusos en lo comercial. Esta noticia llevó alivio a la presidenta y a México, pues el dólar, que rondaba los 20.80 pesos, descendió a 20.30, quitando presión al tipo de cambio.
No obstante, no todo ha sido positivo. Los problemas de inseguridad continúan en el país: recientemente fueron asesinados un padre y dos de sus hijos de 9 y 12 años en Culiacán, Sinaloa. La estrategia de seguridad implementada por García Harfuch se encuentra en crisis, pues la violencia no ha podido contenerse. El hecho conmocionó a la ciudadanía, que salió a manifestarse; incluso un grupo de personas irrumpió en la oficina del gobernador Rubén Rocha para exigir su renuncia.
Aunque García Harfuch ha advertido que el problema no se resolverá de la noche a la mañana, está claro que ni su presencia en el estado ni los operativos de las fuerzas federales han logrado frenar la violencia. La pregunta sigue siendo cuánto tiempo necesitará el gobierno mexicano para que la nueva estrategia funcione.
Por otro lado, durante un evento en Oaxaca, la saxofonista María Elena Ríos irrumpió mientras la presidenta Sheinbaum se encontraba presente. Ríos acusó al gobernador de proteger a su agresor y ni la presencia de la mandataria logró contener las protestas del público, que entre gritos y rechiflas exigían la salida de Ríos del templete. Sheinbaum únicamente observó y sonrió cuando los asistentes corearon “¡presidenta, presidenta!”. Ríos aprovechó para desplegar una manta en la que señaló en Oaxaca no es tiempo de mujeres.
Sin duda, la semana que recién concluyó será recordada como una de las mejores en la aún joven gestión de Claudia Sheinbaum. El gobierno mexicano ha demostrado aplomo y control frente a la compleja situación en materia de política exterior. Sin embargo, también ha quedado en evidencia que el problema más grave lo tenemos a nivel interno, y es el que lamentablemente sigue sin resolverse, la inseguridad y la falta de acceso a la justicia persiguen como una sombra al gobierno mexicano.

Iván Arrazola es analista político y colaborador de Integridad Ciudadana A. C. @ivarrcor @integridad_AC