Por Javier Agustín Contreras Rosales. Publicado en ContraRéplica.
«No mentir, no robar y no traicionar»: palabras de impacto y compromiso, propósitos e ideales totalmente acordes con la naturaleza de la función pública y pilares de la Cuarta Transformación (4T).
México vive en una sub realidad donde muchos de los que hoy ostentan el poder han creído en todo lo contrario a lo que sus pilares éticos y dogmáticos establecen. Durante los últimos doce meses se ha mostrado la verdadera cara de la élite de Morena, donde la austeridad es solo para los de enfrente y no para quienes la predican. El 90 % de honestidad y el 10 % de experiencia no han sido suficientes para crear una transformación real.
Situaciones como la negativa de PEMEX a proporcionar información sobre su filial Gas Bienestar, o el hecho de que el gobierno de Tabasco clasifique los datos relacionados con Bermúdez Requena, presunto líder de «La Barredora», abren numerosos cuestionamientos. Estas acciones parecen confirmar la urgencia que tenían por desaparecer al Instituto de Transparencia y Acceso a la Información. ¿Acaso creen que el “pueblo bueno y sabio” no se cuestiona si se ha robado desde el poder? ¿Cuál es la razón de tantos contratos por adjudicación directa? ¿Por qué ampliar los programas sociales cuando, en realidad, lo que se necesita es crear condiciones favorables para atraer nuevas inversiones y fomentar el crecimiento de los distintos sectores económicos (agropecuario, industrial, comercial y de servicios) que impacten el PIB y generen empleos bien remunerados?
Deben entender que el pueblo no es su patiño, ni está para ser blanco de burlas y manipulaciones. La incompetencia se castiga con el voto. Declaraciones penosas, como la de una diputada de Morena ante el Congreso de Veracruz, hablando de naves espaciales para llevar café a Marte, o la de una diputada del Partido del Trabajo que «modificó» la ruta del Tren Maya llevándolo hasta el Canal de Panamá, no solo evidencian su falta de oficio y conocimiento, sino que también constituyen un acto de corrupción al ocupar cargos para los que no están capacitadas, sirviendo únicamente como paleros del régimen.
Este deterioro institucional en la 4T es claro. Hoy podemos observar que la renovación de la Suprema Corte de Justicia viene con decenas de asesores por cada uno de los magistrados, muchos de los cuales han vendido su alma y convicciones por un puesto, por tener el poder. ¿Qué hace, por ejemplo, el que en algún momento se mostró como un luchador social, Vidulfo Rosales, como asesor del Ministro Presidente, ocupando un cargo de gran relevancia como el de Secretario de Estudio y Cuenta de la Coordinación General de Asesores de la Presidencia? ¿Acaso ha olvidado a los padres de los 43 de Ayotzinapa?
El país, después de siete años, no ha mejorado. El crecimiento es de apenas un 5.5 %, conforme a diversas fuentes, tanto oficiales como el INEGI como ciudadanas, y no se observa un fortalecimiento del poder adquisitivo, aun con los aumentos al salario mínimo que se han dado en este periodo.
Seamos realistas: algo no está funcionando correctamente, y esto se vuelve cada vez más evidente al simple hecho de salir a la calle y observar el deterioro de la infraestructura vial a nivel nacional, lo cual afecta la economía, la salud y, sobre todo, el tiempo de traslado de los ciudadanos.
Es momento de ser críticos. Impulsemos una rendición de cuentas real, donde se evalúe a la administración pública de manera directa, conforme a sus objetivos. Dejemos de lado todos los proyectos que merman la economía y no benefician a nadie. Es momento de promover que las empresas del Estado que no generan resultados se conviertan en empresas público-privadas, donde los riesgos los asuman inversionistas y empresarios, y no la sociedad.
La crítica constructiva no busca dañar a la presidenta. Nadie en su sano juicio desea que le vaya mal, porque si a ella le va mal, le va mal a todo el país. Esta crítica es para que pueda evaluar lo que se está haciendo y corregir lo que está mal, ya que, a siete años, los resultados no son los ofrecidos y mucho menos los que se esperaban.
Ya basta de escándalos mediáticos que solo distraen y no construyen. Que se separe del cargo todo servidor público cuya capacidad o integridad estén en duda. La actual administración está realmente desprotegida, y la presidenta se encuentra rodeada de personas muy ajenas al verdadero desarrollo de la nación.

Javier Agustín Contreras Rosales. Colaborador de Integridad Ciudadana AC, Contador Público, Especialista en Instituciones Administrativas de Finanzas Publicas, Maestro en Administración Pública @JavierAgustinCo @Integridad_AC

