Por Javier Agustín Contreras Rosales. Publicado en ContraRéplica.

El estado en que se encuentra el país puede ser visto desde diferentes ángulos, pero es importante tener una visión de los últimos años y de los factores de cambio que se han interrelacionado, incidiendo de forma significativa en la estabilidad social y la gobernabilidad.

El país enfrenta crímenes como los ocurridos en la madrugada del día de ayer en el INAI, sumados al asesinato del presidente municipal de Chilpancingo, Guerrero, y a la situación que se vive en estados como Sinaloa, donde las bandas rivales se disputan el poder, superando la capacidad gubernamental para detener a los causantes. Estas son señales de inestabilidad social, que indican que las políticas de seguridad no han dado resultados. Si bien es importante atacar las causas, es igualmente fundamental realizar acciones que detengan la violencia a la brevedad.

El sexenio de Sheinbaum apenas inicia, pero los hechos muestran que la línea a seguir está vinculada totalmente a la administración pasada, creando una mayor brecha entre los actores políticos del país, cuando lo esencial es buscar abordar de forma efectiva los problemas estructurales que nos aquejan.

La dinámica política y social debe cambiar; no se deben seguir creando polos de controversia, sino acuerdos o pactos que permitan el avance democrático.

Los partidos que representan a las minorías tienen grandes retos, que van desde salir a las calles y buscar identificarse con la ciudadanía en defensa del desarrollo democrático, hasta la elaboración de proyectos y programas que creen puentes de comunicación con los distintos órdenes de gobierno, y en especial con el ejecutivo federal, quien ya expresó claramente que hay un cambio de régimen y que el nuevo es el Humanismo Mexicano.

Por lo tanto, les guste o no, deben partir de propuestas que aborden de forma clara la desigualdad y la pobreza, con la visión de impulsar el desarrollo de las comunidades a través del fortalecimiento de las empresas, con la intención de no seguir empobreciendo al pueblo, sino de crear y hacer valer el derecho a la inclusión económica de todos, partiendo de lo esencial: el derecho al trabajo y la libre empresa.

La construcción de alianzas entre los representantes de las minorías, la sociedad civil y las organizaciones para unificar una visión de nación es relevante, así como establecer una agenda de comunicación que incida en el imaginario colectivo, permitiendo que se escuche la voz de quienes tienen una visión distinta a la del gobierno actual.

No se trata de ser opositores del sistema, sino de ser agentes de cambio a través del diálogo y las propuestas. La oposición no debe ser ciega y negativa, sino representativa de una visión renovada del Estado.

Dicen que las crisis siempre traen oportunidades, por lo que ahora los diferentes actores políticos de oposición deben aprovecharlas, creando alternativas al cambio que busca el segundo piso de la 4T, que impulse la transformación hacia el México del 2050, reinventándose e incitando el cambio generacional y que avive la participación de los jóvenes de forma activa.

Javier Agustín Contreras Rosales. Colaborador de Integridad Ciudadana AC, Contador Público, Maestro en Administración Pública @JavierAgustinCo @Integridad_AC