Por Viviana Islas Mendoza. Publicado en ContraRéplica.
“ Cuando la primera de muchas mujeres diversas gane el más alto de los cargos democráticos, subirá los escalones tallados por otras mujeres antes que ella”,
Gloria Steinem
Tuvieron que transcurrir 200 años para que México como República Federal eligiera por primera vez una mujer como su presidenta, sí presidenta con “a” tal como lo mencionó la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, en su discurso de entrega de constancia de mayoría como presidenta electa por parte del Tribunal Electoral.
Guadalupe Victoria fue proclamado el primer presidente de México el 10 de octubre de 1824, desde entonces se tiene un registro de 65 hombres que han asumido este cargo. Durante este tiempo a la fecha hemos visto pasar miles de gobernantes en los tres Poderes con total exclusión de las mujeres, a pesar de que éstas han sido parte de la transformación del país, y que gracias a la paridad esos muros de desigualdad se han ido derribando.
La lucha por la consolidación de los derechos políticos de las mujeres en igualdad de condiciones que los hombres es una batalla histórica que ha transitado desde el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas que pudieran votar y ser votadas en elecciones federales en 1953, hasta el principio constitucional de paridad en 2014 y la tipificación de violencia política en razón de género como delito electoral apenas en 2020.
La presencia de mujeres en los espacios de poder ha avanzado a milímetros, tan es así que podemos mencionarlas a todas. Sin embargo, con la llegada de la Dra. Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República, pareciera que se ha dado un paso agigantado, y digo pareciera porque de pronto se puede intuir que las decisiones tomadas traen línea del actual presidente y no necesariamente del proyecto político que encabeza, y lo más ilustrativo de la resistencia patriarcal es la negativa a llamarla presidenta, de ahí la importancia del emotivo discurso en el Teatro Metropolitan.
Pongo el contexto de lo anterior, en un debate en el Congreso Gerardo Fernández Noroña, se refirió a la Dra. Claudia como Presidente, al corregirlo, él se resistió justificándose que la “e” es neutral. Una semana después, la presidenta electa fue contundente, cito textual: “las mujeres podemos ser presidentas y con ello hago una respetuosa invitación a que nombremos presidenta con a…Porque como nos han enseñado lo que se nombra, existe, y lo que no, no existe, y hoy con mucho orgullo podemos reivindicarlo”
Los discursos públicos del pasado 15 de agosto, representaron un aliento, al menos para quienes defendemos y creemos en la paridad como una acción permanente para no sólo lograr que más mujeres lleguen a los espacios públicos, sino que verdaderamente ejerzan el poder con total libertad. Sobre todo, que la llegada de mujeres en la toma de decisiones se traduzca no en mejores oportunidades que los hombres sino en igualdad de condiciones en todos los ámbitos no sólo el público. Para lograrlo es imprescindible la implementación de políticas públicas las cuales fueron eliminadas por el actual gobierno y que tampoco fueron rescatadas en la Ciudad de México.
Nos tardamos dos siglos para que, en la construcción de Estado y consagración de derechos,México sea gobernado por una mujer. Ojalá que la llegada de la Doctora Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República, acompañada de un Congreso paritario, con un histórico número de gobernadoras y presidentas municipales, conviertan a México en un país más próspero, más igualitario, más libre y por ende más democrático. Dejo constancia de este hecho histórico porque lo que no se escribe se olvida.
Viviana Islas Mendoza Colaboradora de Integridad Ciudadana, Consejera Local del INE Estado de México, Asesora en la Administración Pública Municipal, Politóloga por la UAM, con estudios de posgrado en Políticas Públicas y Derecho Parlamentario. @VivianaIslasM @Integridad_AC