Por Javier Agustín Contreras. Publicado en ContraRéplica.

En México, uno de los principales desafíos al tomar decisiones como ciudadanos es la influencia de la percepción social. A menudo, estereotipamos a las personas con las que interactuamos, incluyendo a políticos y figuras públicas, a quienes elevamos a la categoría de héroes o villanos. Esta percepción social está determinada por lo que interpretamos y entendemos acerca de una situación o persona, ya que nuestra atención es selectiva. Tendemos a prestar más atención a aquellos con quienes sentimos una conexión empática, lo que puede distorsionar nuestra visión de la realidad y afectar nuestras decisiones.

Lo podemos observar en el fenómeno que existe en cuanto a la alta percepción de corrupción que existe en la administración federal actual (76%). Pero esto no ha impedido que el presidente Andrés Manuel López Obrador mantenga una alta aprobación del 64.4%; lo cual aparentemente es una contradicción, sin embargo,esto tiene una relación directa con el eficiente trabajo de mercadotecnia y su exposición diaria en las mañaneras, que le ha otorgado un poder mediático para incidir en el imaginario colectivo principalmente en todos aquellos que son beneficiados con los programas sociales.

Por lo que es crucial hacer un alto; reflexionar sobre la realidad actual y discernir que está sucediendo, la lucha por la democracia se incrementó y generóresultados en los años 90´s con la creación de organismos autónomos que su función principal es garantizar los procesos, la rendición de cuentas y la trasparencia, lo cual significó un gran avance y logro de los partidos que representaban a las minorías y del mismo partido en el poder. Sin embargo, la actual administración federal en una increíble operación relámpago y con la seguridad de que para la próxima legislatura del Congreso de la Unión se tiene la mayoría calificada, los busca eliminar; sin reconocer que fueron fundamentales para su ascenso al poder, ya que robustecieron la democracia.

La percepción social tiene un gran impacto en la política y la gobernanza, por lo que los estereotipos que se crean como el determinar que un sector de la población es fifí o chairo, que el poder judicial y los órganos autónomos son corruptos, así como la desinformación, influyen en la toma de decisiones, en la confianza a las instituciones y poderes del Estado Mexicano.

Es momento de que se rompa el discurso de descalificación hacia aquellos que por su naturaleza no tienen la misma fortaleza ni poder como el ejecutivo, que se establezcan nuevos canales de comunicación y que se escuche en primera instancia a la presidenta electa Claudia Sheimbaum que ya alzo la voz para solicitar a los Diputados de su partido a no precipitarse con la reforma judicial, ya que seguramente ella tendrá puntos que señalar, así como diálogos que crear una vez que entre en funciones, así como a todos aquellos que piden la oportunidad de ser escuchados para mostrar la importancia de crear un diálogo antes de sentenciar su desaparición.

Es esencial que tanto los políticos de todas las ideologías políticas como los ciudadanos, reconozcan y aborden los problemas, dejando atrás la percepción distorsionada para garantizar un sistema político más justo y transparente, donde las decisiones tengan bases en información precisa y no en una visión parcial del contexto nacional.

Javier Agustín Contreras Rosales. Colaborador de Integridad Ciudadana AC, Contador Público, Maestro en Administración Pública @JavierAgustinCo @Integridad_AC