Por Javier Agustín Contreras Rosales. Publicado en ContraRéplica.
México vive en crisis, y el deterioro no solo de la economía, sino también de las instituciones, es cada día más evidente. El hecho de que, en días pasados, el diputado y doctor en Derecho; ahora morenista y mañana quién sabe; Ricardo Monreal, saliera a respaldar a los jueces y magistrados pidiendo paciencia, ya que «se encuentran en un proceso de aprendizaje», rebasa cualquier nivel de ironía y burla hacia los mexicanos. Es una verdadera ofensa para la Nación.
Que se justifique la ignorancia e incapacidad de los nuevos miembros del Poder Judicial por un diputado que no solo es el presidente de la Cámara, sino que estuvo, junto con Adán López, dentro del proceso de evaluación y selección de candidatos, y que además establezca que lo más importante es que no se corrompan siguiendo la línea que en el sexenio anterior se promovió en cuanto a la honradez versus la capacidad o competencia, no solo es incongruente, sino que desprestigia al Congreso, ya que fueron parte del proceso.
Los mexicanos esperamos acciones y respuestas; para eso fueron electos, no para venir a experimentar o aprender, y mucho menos quienes están encargados de la impartición de justicia, donde el conocimiento, el criterio y la capacidad de análisis se construyen con el tiempo, a través de la educación continua, no de la noche a la mañana.
¿Acaso el doctor en Derecho no sabe que la imparcialidad, la competencia y la solidez jurídica eran, son y serán base para la impartición de justicia?
Yo me pregunto, y seguramente muchas personas lo hacen: ¿Acaso los políticos perdieron el juicio? ¿No se dan cuenta de que este 1 de octubre se cumplió un año del inicio del «segundo piso de la transformación», lo que significa que han pasado virtualmente siete años del arribo de la izquierda del bienestar y MORENA al poder? ¿Que no se han entregado los resultados prometidos? ¿Que, en vez de redirigir el presupuesto de los proyectos y programas que han tenido un impacto limitado “o no tienen el impacto esperado en el desarrollo humano” hacia acciones de alto impacto social, como la repavimentación de la infraestructura vial, o, mejor aún, el reforzamiento de políticas que fortalezcan e impulsen el crecimiento estructural de la economía, generando las condiciones que permitan una mayor inversión y la generación de mayores ingresos tributarios con la inclusión de gran parte del sector informal a la economía?
Ya no se puede decir que es culpa del pasado o que no lo sabían. Es su entera responsabilidad, ya que han tenido el poder absoluto y no lo han sabido aprovechar para el desarrollo del país.
La percepción ciudadana es que no se avanza, que la economía familiar cada día es más precaria, que realmente el aumento al salario mínimo no significa un mayor poder adquisitivo, sino un factor de inflación. Lo único que puede permitir un mayor poder de compra es una política económica que amplíe los niveles de producción en los sectores agropecuario e industrial, con lo que se fortalezca el PIB nacional.
De nada sirve el aumento al salario mínimo si éste no viene acompañado de políticas que permitan el desarrollo económico a través de la producción, que generen riqueza para todos.
Es urgente hacer un pacto nacional para el desarrollo y evaluar las políticas sociales y económicas que se han venido aplicando e invitar a la iniciativa privada a que participe y asuma riesgos en los proyectos que no son rentables.

Javier Agustín Contreras Rosales. Colaborador de Integridad Ciudadana AC, Contador Público, Especialista en Instituciones Administrativas de Finanzas Publicas, Maestro en Administración Pública @JavierAgustinCo @Integridad_AC

