Por Javier Agustín Contreras Rosales. Publicado en ContraRéplica.
A pocos días del inicio de 2025, las turbulencias mediáticas generadas por Donald Trump con cada declaración, junto con las reacciones del Gobierno, evidencian que la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum enfrentará un panorama sustancialmente distinto al de su antecesor. Ella no podrá simplificar los problemas complejos que enfrenta la nación y que afectan a los mexicanos. En primer lugar, se proyecta que no contará con los recursos suficientes para cubrir el gasto programado, estimándose un déficit fiscal del 3.9 % del PIB, con posibilidad de incrementarse hasta el 5.2 %, según especialistas. Esto pondrá en riesgo la calidad crediticia del país y generará incertidumbre en los mercados financieros. La presidenta no podrá recurrir a correlaciones simplistas para justificar sus decisiones, ya que, aunque algunos datos puedan mostrar relaciones aparentes, éstas podrían ser adulteradas o fraudulentas. Por lo tanto, deberá abordar de manera directa los problemas y retos que surjan, como lo ha intentado inicialmente con medidas en materia de seguridad y la imposición de un arancel a las importaciones textiles provenientes de China.
En general, el Estado deberá estar abierto a nuevas ideas y proyectos, aún cuando éstos le sean incómodos por quien los impulsa al provenir de los distintos sectores que no coinciden con la ideología política actual. Sin embargo, será imprescindible adoptar una postura de diálogo, privilegiando el entendimiento para enfrentar los retos, especialmente tras el posicionamiento en materia de política exterior que asuma Trump después del 20 de enero y se inicie el diálogo real con su equipo de gobierno.
Para Sheinbaum Pardo será fundamental tender puentes de comunicación con todas las expresiones políticas para enfrentar los retos tanto internos como externos con políticas de Estado asertivas y sostenidas dentro de un plan nacional.
Los miembros que conforman el poder del Estado Mexicano, deben de actuar y decidir en conjunto de una forma racional, con base a lo que es necesario hacer, dejando atrás la obediencia ciega a un líder o a un grupo; las iniciativas y los proyectos de modificación de la estructura de la administración pública se deben de estudiar y analizar mínimo bajo la óptica básica del costo beneficio, realmente con soportes que muestren su utilidad o el perjuicio que generan.
Actualmente, el Poder Judicial ha sido sometido a un cuestionable proceso de elección popular, mientras avanzan las actividades para eliminar siete órganos autónomos que representaron años de esfuerzo para consolidar la naciente democracia mexicana.
Los legisladores prefieren tomar decisiones basadas en emociones, en lugar de los argumentos presentados. Con frecuencia, centran su atención en quién habla y no en lo que realmente dice, aceptando como verdad las palabras del orador, ya sea por lealtad o fervor irracional. Esto confirma tácitamente sus creencias, sin someter los hechos al escrutinio ni al análisis crítico necesarios para emitir un juicio o voto racional.
La presidenta, con una visión pragmática y orientada a la realidad, deberá construir un proyecto de nación con una perspectiva de largo plazo. Esto resulta esencial en un contexto de reconfiguración global, donde México tiene el potencial de consolidarse como una de las 20 economías más importantes y un líder natural en Latinoamérica. Por lo tanto, será crucial privilegiar el entendimiento y reconocer que no solo representa a quienes la eligieron mediante el voto, sino también a aquellos que no lo hicieron, ya sea porque votaron por otras opciones o porque se abstuvieron, siendo estos últimos, lamentablemente, la mayoría de los mexicanos… ¡Mas todos somos México!
Javier Agustín Contreras Rosales. Colaborador de Integridad Ciudadana AC, Contador Público, Maestro en Administración Pública @JavierAgustinCo @Integridad_AC