Por Armando Alfonso Jiménez. Publicado en El Heraldo de México.

Hoy en día cualquier gobierno que pretenda tener éxito debe articular un buen equipo de trabajo. Profesionalismo y experiencia son fundamentales

En gran medida, el modelo de administración pública prevaleciente en México proviene de Francia.

Napoleón Bonaparte consolidó una serie de medidas legislativas de gran calado, y sabedor del gran reto que implicaba hacerlas realidad, diseñó una estructura burocrática con la capacidad para hacer frente a ese desafío.

El general francés concibió la posibilidad de construir un imperio, y para ello se empeñó en contar con una organización fuerte y eficiente.

La administración pública es una instancia del Estado que se ubica preponderantemente en el Poder Ejecutivo y realiza la función administrativa, entre otras expresiones, la prestación de los servicios públicos, la gestación de las obras públicas y otras actividades económicas de interés general. 

Históricamente, se le considera al Ejecutivo como el poder encargado de cumplir y hacer cumplir las leyes. Sin embargo, su actividad tiene mayores alcances.

En nuestro país, en el ámbito federal, el Ejecutivo es unipersonal: el Presidente de la República, quien aunado a las tareas políticas, desarrolla otras acciones de naturaleza técnica y que representan beneficios importantes a la población.

En el caso de los estados de la República, los titulares del Poder Ejecutivo son los gobernadores y el Jefe de Gobierno en la CDMX.

Aunque muchas veces se alude a la burocracia en sentido negativo, las acciones que despliega son trascendentes para la vida en comunidad y el bienestar colectivo.

Hoy en día cualquier gobierno que pretenda tener éxito debe articular un buen equipo de trabajo en la administración pública. Profesionalismo y experiencia son fundamentales.

También resulta de primer orden entender las características esenciales de la administración pública. Su organización es jerárquica y vertical, cuyo mando máximo e inequívoco es el propio Presidente.

Las dependencias del Ejecutivo no cuentan con una personalidad jurídica propia. Actúan en nombre y representación del Presidente. 

Las entidades de la administración pública —en particular los organismos descentralizados— gozan de personalidad jurídica y patrimonios propios. También siguen el modelo del establecimiento público francés,

En México no se ha entendido cabalmente la naturaleza de las autonomías y finalmente los organismos descentralizados han sido sujetados a la dinámica de la centralización administrativa, principalmente a los dictados de la Secretaría de Hacienda.

Lo anterior influyó en los últimos años para crear nuevas instancias del poder público conocidas como órganos constitucionales autónomos. Muchos fueron creados por la falta de imparcialidad o por la ausencia de profesionalismo del Poder Ejecutivo. Otros fueron originados para abonar a la especialización de ciertas funciones.

En la actualidad, la administración pública en México no sólo requiere del inquebrantable compromiso de sus integrantes frente a la sociedad, también exige mayor comprensión y preparación de lo que significa ser útil a los demás.

POR ARMANDO ALFONZO JIMÉNEZ

CONSTITUCIONALISTA

@ARMANDOALFONZO